Sarna en perros – Tipos, síntomas, contagio y tratamiento

La sarna es una enfermedad de la piel causada por una infestación de ácaros. Parásitos externos que constituyen una de las principales causas de prurito en nuestros peludos.

Existen varios tipos de sarna canina: sarna demodéctica, sarcóptica, otodéctica y la sarna por Cheyletiella. En función de la especie que ataque al perro, la presentación de la patología variará.

El picor que son capaces de desencadenar algunos de estos ácaros, así como la posibilidad del contagio a los seres humanos, hacen imprescindible acudir al veterinario e iniciar un tratamiento urgente. Veamos en detalle todo lo relacionado con la sarna canina.

¿Qué es la sarna?

Con el nombre de sarna hacemos referencia a varias enfermedades causadas por ácaros. Presentan diferencias en cuanto al agente causante, sintomatología, zonas afectadas, edad de los animales o su capacidad zoonótica. Todas tienen en común la necesidad de ser tratadas para impedir la proliferación de los ácaros.

Síntomas de la sarna

Cada tipo de sarna va a mostrar un cuadro clínico diferente en nuestro perro. Aunque los veremos con detalle en los apartados dedicados a cada una de ellas, a continuación, ofrecemos un listado de los síntomas que nos deben hacer sospechar de la presencia de ácaros:

  • Prurito (picor).
  • Heridas en la piel.
  • Descamación.
  • Alopecia (Pérdida de pelo).
  • Eritema (Enrojecimiento e Inflamación) de las áreas afectadas.
  • Hiperqueratosis (Engrosamiento de la piel).
  • Hiperpigmentación (oscurecimiento de la piel).
  • Secreción auricular.
  • Posibles infecciones secundarias ocasionadas por bacterias o levaduras, como complicaciones de las heridas.

Tipos de sarna y sus características

Dado que son varios los tipos de ácaros que pueden provocar sarna, es importante saber diferenciarlos para poder aplicar el tratamiento adecuado a cada caso. Estos son los tipos de sarna que podemos encontrar en un perro.

Sarna sarcóptica

Conocida también como Escabiosis, el síntoma típico es un intenso prurito. Sobre la piel de las orejas, codos, corvejones, parte inferior del pecho y la cara pueden apreciarse puntos rojos similares a picaduras de insectos, pápulas, costras y alopecia. Su causante es el ácaro arador de la sarna, Sarcoptes scabiei.

Este ácaro es un histófago, es decir, se alimenta de los tejidos dérmicos. Todo el ciclo vital, de entre 17 y 21 días de duración, se produce en el cuerpo del perro. Tras el apareamiento, las hembras de estos parásitos aran, creando túneles o galerías, en la capa superficial de la piel de nuestros perros, para poner los huevos, de ahí el gran prurito que ocasionan. Estos eclosionan unos días después y, en cuanto llegan a adultos, continúan poniendo huevos.

Es muy contagiosa y puede transmitirse por contacto directo o a través de los utensilios o superficies contaminadas.

Los humanos también pueden contagiarse y el síntoma es un sarpullido, sobre todo en los brazos. Es importante saber que en la piel humana no pueden reproducirse, por lo que el cuadro debería remitir al tratar al perro, que es la fuente de contagio.

Sarna demodécica

Este tipo de sarna, causada sobre todo por Demodex canis, que habita en la piel de casi todos nuestros peludos, ya que lo reciben de su madre durante los primeros días de vida. Estos ácaros se consideran fauna habitual de la piel, pero se convierten en un problema si su población se descontrola. Esto ocurre generalmente en cachorros o perros adultos con el sistema inmunológico comprometido

Este tipo de sarna puede ser localizada o generalizada. La localizada se presenta en cachorros menores de un año, sobre todo de 3-6 meses, con pérdida de pelo (alopecia) alrededor de ojos, boca y, en ocasiones, de patas y pies. Suele curarse de manera espontánea, sin necesidad de tratamiento, en 6-8 semanas, pero en ocasiones, la piel puede enrojecerse e infectarse.

E incluso, también es posible una evolución hacia la forma generalizada. Esta se presenta como grandes zonas sin pelo que acaban por unirse en cabeza, patas y tronco. Aparecen llagas, costras e incluso fístulas. Puede afectar tanto a animales ancianos como a jóvenes de entre 3-18 meses.

En estos últimos, suele ir asociada a enfermedades subyacentes que comprometan el estado inmunológico del animal.  Es por esto que a veces se llama sarna hereditaria a la sarna demodéctica, pero se trata de una denominación completamente errónea, porque aun cuando el déficit inmunológico tenga bases hereditarias, es el ácaro el verdadero causante de la enfermedad. Lo que sí es cierto que hay razas que suelen presentar con más frecuencia este tipo de sarna: Bulldog inglés y francés, Shar pei, Beagle, Pug, American Staffordshire, Bóxer y Pitbull, entre otras.

Otros ácaros Demodex

Aunque el Demodex canis es el ácaro que estará con mayor probabilidad detrás de la sarna demodécida de los perros, hay otras especies que también pueden resultar patológicas. Son mucho menos frecuentes.

Un ejemplo es Demodex cornei, que presenta la particularidad de ser contagioso. Provoca descamación y picor. Otro de estos ácaros es Demodex injai. Se localiza en las glándulas sebáceas y causa una seborrea grasa.

Sarna notoédrica

Este tipo de sarna está causado por Notoedres cati, un ácaro similar al Sarcoptes. Aunque afecta a los gatos, de manera ocasional puede detectarse en perros e incluso en humanos, en los que causa dermatitis.

Se circunscribe sobre todo a la cabeza, donde es posible apreciar la piel engrosada. Provoca picor de intensidad variable, alopecia, enrojecimiento y costras. Se transmite por contacto directo e indirecto y afecta más a animales jóvenes o debilitados. Si no se trata puede llegar a ser mortal.

Sarna otodéctica

También llamada otocariosis, se debe al ácaro Otodectes cynotis. Es muy contagioso por contacto y afecta principalmente a los animales más jóvenes, en especialmente a los menores de seis meses.

Provoca la irritación del conducto auditivo externo y forma una secreción maloliente de color marrón oscuro parecida a los posos del café. Al observar bajo lupa una muestra de esta secreción, se podrán ver los ácaros, que son como motas blancas, de tamaño aproximado a la cabeza de un alfiler, y se mueven.

Cursa con intenso prurito debido a la acción de ácaro, que se alimenta de cerumen y exudados. Al rascarse, los animales pueden perder pelo alrededor de las orejas. En algunos casos, aunque poco frecuentes, los ácaros llegan a extenderse por todo el cuerpo. No afecta a los humanos.

Sarna por Cheyletiella

También denominada Queiletiosis o caspa caminante o móvil, la sufren los cachorros de más corta edad, de 2 a 12 semanas de vida. Se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea de color rojo y la presencia de gran cantidad de piel escamosa, como caspa, sobre la zona del cuello y del lomo.

Es muy contagiosa y por eso es más habitual que aparezca en residencias o criaderos con deficientes condiciones de higiene. Estos ácaros son tan grandes que pueden observarse tan solo utilizando una lupa.

El prurito puede aparecer o no. Los humanos también pueden verse afectados con un sarpullido, sobre todo en brazos, tronco y nalgas. Pero en la piel de las personas no se pueden reproducir, con lo cual, tratando los animales resolveremos también la afección en las personas.

¿Cómo se diagnostica la sarna?

El veterinario tomará muestras de piel y/o del pelo del animal mediante un raspado cutáneo y/o con la ayuda de un peine. Al observarlas al microscopio es posible visualizar el ácaro e identificarlo, aunque no siempre es una tarea fácil y en ocasiones resulta imposible debido al reducido tamaño de estos parásitos.

Si los síntomas coinciden con sarna, aunque no se encuentren ácaros, el diagnóstico será presuntivo, es decir, basado en la sintomatología y en la respuesta al tratamiento. De hecho, es habitual que se produzcan falsos negativos, esto es, no se observa el ácaro, aunque está presente.

El número de ácaros y los daños en el perro no tienen relación. Puede haber una cantidad pequeña de ácaros y un cuadro clínico muy intenso o, al revés, una parasitación enorme con un perro sin apenas síntomas.

El tratamiento de la sarna en los perros

El tratamiento pasa por determinar qué tipo de sarna está sufriendo el perro. Solían prescribirse baños, pero, en la actualidad, se dispone de comprimidos orales y pipetas de uso externo, que eliminan los ácaros fácilmente. La pipeta ayuda a que el cuidador siga el tratamiento, que resulta mucho más cómodo, también para el perro.

Uno de los principios activos utilizados contra la sarna era la ivermectina, pero está siendo sustituida por otros productos más seguros, también para razas como el Collie o el Bobtail para las que la ivermectina resulta tóxica. En algunos casos el veterinario sí prescribirá baños o pomadas. Solo podemos utilizar fármacos prescritos por este profesional.

Además, puede administrarse medicación contra el picor durante los primeros días y, si alguna lesión se ha infectado, se necesitarán antibióticos. La sarna por Cheyletiella se combate con antipulgas. Recortar el pelo o rasurarlo, facilita el tratamiento. Para el Otodectes pueden administrarse desparasitadores directamente en el oído.

La sarna y los seres humanos

Hemos visto que algunos ácaros de la sarna presentan capacidad zoonótica, lo que quiere decir que pueden contagiar a los humanos. Aunque este dato nos pueda parecer alarmante, lo cierto es que la transmisión de perros a personas no es lo más habitual.

Un sistema inmunitario normal va a impedir que los ácaros provoquen sintomatología. Además, en los humanos el proceso es autolimitante, ya que los ácaros no pueden reproducirse en la piel de las personas. Limpiar la casa y lavarnos las manos tras manipular al animal enfermo son medidas de protección suficientes.

Si en el hogar conviven niños, ancianos o personas enfermas esta limpieza e higiene debe ser escrupulosa. Para mayor tranquilidad podemos mantener al perro en una única estancia e impedir así el contacto con personas pertenecientes a grupos de riesgo. Por lo tanto, la sarna se controla y se trata fácilmente.

Cómo prevenir la sarna en los perros

Si sospechamos que nuestro perro tiene sarna o el veterinario ya lo ha diagnosticado es importante que tengamos en cuenta las siguientes medidas, sobre todo si el ácaro es muy contagioso o zoonótico. El objetivo es impedir nuevos contagios o recurrencias:

  1. Acudir al veterinario al primer síntoma para cortar la proliferación y la transmisión de los ácaros.
  2. Limpiar exhaustivamente el ambiente, incluyendo camas y accesorios, o deshacernos de ellos.
  3. En algunos casos habrá que tratar a todos los animales que convivan.
  4. En determinadas circunstancias puede necesitarse el aislamiento de los perros con sarna sarcóptica.
  5. En casos de Otodectes hay que limpiar las orejas además de aplicar el tratamiento.
  6. Si debemos utilizar algún champú es indispensable que lo dejemos actuar sobre la piel, siguiendo rigurosamente las instrucciones antes de aclarar. De lo contrario puede no ser efectivo.
  7. Mantener a los animales en condiciones óptimas de higiene.
  8. Un perro bien cuidado, alimentado y correctamente vacunado y desparasitado va a tener un sistema inmunitario fuerte, capaz de resistir o combatir a los ácaros.

Vet. Sara Díaz Abelleira

Graduada en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Con experiencia en reconocidos e importantes hospitales de referencia tanto en España, el Hospital Veterinario de Puchol como en el extranjero, en el Centre hospitalier vétérinaire Languedocia en Montpellier o el CHV VetAgroSup de Lyon, Francia. Adentrándome en el mundo laboral con muchas ganas de seguir aprendiendo y ampliando mi conocimiento, siempre mejorando para poder ayudar a nuestros pequeños peludos. Ilusionada de poder compartir mis conocimientos con nuestros queridos lectores de Soyunperro.

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