En ocasiones los perros abandonados, pero también aquellos que han tenido problemas de socialización, pueden presentar un miedo excesivo que complica la convivencia con ellos y los hace infelices.
Son situaciones que pueden solucionarse, pero requieren tiempo, paciencia y, con frecuencia, la intervención de un profesional del comportamiento canino. A continuación explicamos las pautas generales para tratar a un perro abandonado con miedo.
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Claves del bienestar canino
Los perros necesitan tener cubiertas sus necesidades básicas, como especie y como individuos, para poder ser felices y gozar de una buena calidad de vida. No solo requieren alimentos o cuidados veterinarios. También es imprescindible para ellos la actividad física, la estimulación a nivel mental y la compañía, ya que son animales sociales y sociables.
No menos importante, aunque en ocasiones no se valora lo suficiente, es la socialización y la educación. Exponer a los perros a todos los estímulos posibles y enseñarles las órdenes y las normas básicas para la convivencia, así como establecer unos horarios que les permitan previsibilidad son pasos cruciales para su bienestar.
Cualquier carencia en alguno de estos ámbitos puede tener consecuencias graves en el perro. Si se prolonga en el tiempo le causará estrés, que se traducirá en problemas de comportamiento que incluyen los miedos excesivos. Por ejemplo, un perro que ha pasado años atado, golpeado y solo es normal que muestre miedo ante nuestra presencia.
La confianza en un perro maltratado
Para los perros las personas somos referentes y por ello nos relacionan con aspectos positivos, formando un vínculo sano con nosotros. Cuando las personas en las que confía en vez de cuidados le proporcionan dolor y sufrimiento, lógicamente el vínculo se resiente. Todos los humanos podemos pasar a ser un elemento negativo al que temer.
Recobrar la confianza de un perro es posible, pero tenemos que ser conscientes de que lo habitual es que sea un proceso muy largo. Hablamos incluso de años. Decimos que es posible porque los perros aprenden a diario. Si adoptamos un perro con este problema debemos centrarnos en que lo primero es su recuperación, por encima de nuestros deseos.
En otras palabras, si quieres un perro cariñoso, que te lama y con el que poder relacionarte con otras personas o perros, no adoptes uno traumatizado porque no vas a tener este tipo de relación de inmediato. En cambio, si estás comprometido con el bienestar animal y quieres por encima de todo devolverle la felicidad a un perro, lánzate, sin duda, a esta adopción.
Las secuelas del maltrato en perros
Las señales de maltrato que muestre el perro van a depender del tipo de abuso al que haya sido sometido, pero es posible identificar algunos comportamientos que suelen ser comunes a todos ellos y que van a derivar fundamentalmente del miedo. Destacamos:
- Temblar ante nuestra presencia.
- Asustarse si llevamos en la mano algún objeto tipo palo de escoba o similar.
- No comer si estamos delante.
- Bajar la mirada y encoger el cuerpo intentando minimizar su tamaño.
- Esconderse.
- No olfatear.
- No jugar.
- Rechazar interacciones y contacto físico.
- Hacerse pis encima.
Tratar a un perro maltratado
En primer lugar, como para cualquier perro, es imprescindible que cubramos sus necesidades básicas. Alimentación, alojamiento, ejercicio, cariño, compañía, educación o socialización forman parte de los cuidados fundamentales. En los perros maltratados se suma el ingrediente tiempo, ya que hay que darles espacio y respetarlo.
Tienen que ser ellos los que den el primer paso. Por ejemplo, ofrécele comida en tu mano, pero, si no se atreve a cogerla, ponla en el suelo. Repite el ofrecimiento siempre que quieras, pero deja que sea él quien decida cuándo está preparado para darte esa muestra de confianza. Con todos los cuidados mencionados le transmites la seguridad que necesita.
A partir de esta base es cuando podrán a empezar a identificarte con elementos positivos. Vas a darle de comer, sacarlo a pasear, premiarlo, acompañarlo, etc. Con todo ello se va forjando un buen vínculo. No es raro que estos perros recuperen la confianza con el cuidador, pero les cueste extenderla a desconocidos. Poco a poco y sin forzar.
Consejos para manejar a perros maltratados
A nivel práctico, debes tener en cuenta algunas pautas que ayudarán a que el animal recobre la confianza perdida desde el primer momento en el que llega a tu casa. Además de tener listo el ajuar básico, sigue estas recomendaciones:
- Prepárale un espacio con su cama y su agua al lado. Mejor que esté cerca del lugar en el que tú pasas más tiempo para que te vea, pero lo suficientemente resguardado como para que no se sienta expuesto. Al principio puedes ponerle un transportín o cerrar algunas puertas para que gane confianza al poder controlar todo su entorno.
- Háblale siempre en tono tranquilo y bajo y no realices movimientos bruscos. Tampoco lo mires directamente a los ojos.
- Cualquier cambio tiene que introducirse poco a poco. Por ejemplo, puedes ir moviendo su cama para acercarla a ti todos los días un palmo. No avances hasta que el perro lo acepte. Es decir, si no se echa a un metro de ti, no pongas todavía la cama a tus pies.
- En el momento en el que identifiques algún elemento que lo asuste especialmente, como, por ejemplo, el palo que la escoba o la presencia de niños, debemos evitárselo y nunca forzar una exposición.
- Si dispones de espacio exterior asegúrate de que no puede escapar ni cuando entres y salgas tú.
- Sácalo a pasear por el mismo recorrido, corto al principio, hasta que demuestre suficiente confianza como para olfatear. Si es un perro grande, utiliza bozal si no sabes cómo reacciona con otros perros. Algunos ejemplares maltratados no han sido tampoco socializados con sus congéneres y su primer impulso puede ser agresivo.
- Asegúrate de que está bien sujeto con collar, arnés o incluso ambos a la vez. El objetivo es que, si se asusta, no pueda soltarse y huir. Si lo ves nervioso y forcejea, para y mantén el enganche del collar hacia el suelo para que no se suelte. No avances hasta que no esté tranquilo.
- Salvo excepciones, suele ayudar tener otro perro en casa, si es estable, ya que son animales gregarios que tienden a imitar las conductas del otro, lo que facilita su integración en el hogar.
- Aunque pueden pasar años antes de que el perro se relaje, si ves que empeoran sus signos o no consigues hacerte con la situación, contacta con un profesional del comportamiento canino o etólogo.