Los lamidos de los perros forman parte de su forma de comunicarse con nosotros. Aunque no los utilizan con la misma frecuencia todos los ejemplares. Algunos nos lamerán de manera excepcional, mientras que otros no dudarán en hacerlo a la mínima ocasión.
Nos lamen las manos, la cara, los dedos y, por muy extraño que nos parezca, hasta las orejas. ¿Por qué a mi perro le gusta lamerme las orejas?, en este artículo explicaremos a qué se debe la atención que les suscita esta y otras partes de nuestra anatomía.
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Los lametones de los perros
Los perros no pueden hablar pero tampoco les hace falta. Cuentan con diferentes formas de comunicarse, como los ladridos y demás vocalizaciones, los gestos, las posturas, los olores, aunque a nosotros nos pasen desapercibidos, y, también, los lamidos. Las perras lamen a sus crías desde el mismo momento de su nacimiento para limpiarlas, ayudarlas a respirar…
En definitiva, establecen el vínculo. Además, cuando los cachorros crecen y están preparados para comenzar a ingerir alimentos sólidos, el lamido tiene una función muy importante. Cuando la perra regresa junto a sus pequeños, estos comienzan a lamerle el hocico y a darle con las patas delanteras para incitarla a regurgitar.
De esta manera ellos pueden aprender a consumir carne. Por lo tanto, el lamido tiene un origen instintivo que va a devolver a los perros a su etapa más infantil. Además, con la domesticación fomentamos que se mantengan las características típicas de los cachorros hasta en la edad adulta. Todo esto se conecta cuando el perro nos lame.
La conducta de exploración
Por otra parte, los perros no tienen manos que puedan emplear para explorar y conocer su entorno. De ahí que utilicen tanto su privilegiado olfato como el sentido del gusto. Sobre todo en la tapa de cachorro, que es de exploración por excelencia, pero a lo largo de toda su vida.
Los perros van a acercarse a los distintos elementos del entorno que les susciten interés a través de su boca y de su lengua. Nosotros somos uno de esos elementos atractivos. Además, muchas veces llevamos encima un olor interesante. No siempre nos damos cuenta porque nuestro olfato está muchísimo menos desarrollado que el del perro.
En ocasiones acabamos de tocar comida y el olor se nos ha quedado impregnado, sobre todo en las manos. Esto nos hace todavía más irresistibles para nuestro perro. Y no solo les interesa la comida. Si hemos tocado a otro perro, gato o hemos estado en algún sitio distinto, también es habitual que se nos acerque olfateando y lamiendo.
Pero… ¿Por qué mi perro me lame?
Para los perros, por delante de los miembros de su propia especie, estamos nosotros como referentes. Cuando un perro nos lame nos está manifestando su interés, pero también se vuelve a poner en el lugar de aquel cachorrito que, mediante el lamido, le demandaba comida a su madre. A fin de cuentas, nosotros les damos alimento y los cuidamos.
De ahí la actitud que adoptan ante nosotros y ese interés por lamernos, sobre todo en la zona de la cara. En este punto hay que señalar que existen múltiples diferencias entre ejemplares. Así, algunos serán muy lamedores, mientras que otros nos lamerán muy de vez en cuando. Depende de múltiples factores y no afecta a cuánto nos quiere el perro.
No todos se comunican de la misma forma, hay diferencias en cuanto a expresividad y también influye la experiencia vital de cada uno. Además, su comportamiento está determinado por nuestra reacción. Si es positiva, con caricias y elogios mientras nos lame, estamos reforzando la conducta, de forma que la repetirá. De rechazarlo lo inhibiremos.
¿Por qué mi perro me lame en las orejas?
Las orejas suelen ser un punto de atención especial para los perros. A ello ayuda su situación en la cabeza, que es donde instintivamente van a querer lamernos, y, además, tienen un olor diferente que les puede resultar llamativo. No es raro que entre ellos también se huelan y laman las orejas.
¿Corrijo a mi perro si me lame las orejas?
Es una decisión personal. Hay cuidadores encantados con que su perro les lama, mientras que otro lo rechazan por completo. En cualquier caso, si quieres que tu perro deje de lamerte las orejas, la cara o las manos, no debes gritarle ni muchísimo menos recurrir a la violencia.
Simplemente apártate y centra su atención en otra actividad. Dale un juguete, sácalo a pasear, etc. y prémialo cuando realice lo que le pides. De esta forma tenderá a repetir esa acción y no la del lamido.
El lamido excesivo
Que un perro nos lama es completamente normal y se trata de una conducta propia de un ejemplar sano. Pero si el lamido se convierte en obsesión y el perro no deja de lamernos o se lame a sí mismo al punto de provocarse lesiones en la piel, estamos ante un problema. Si lo hace en un lugar concreto de su cuerpo puede deberse a que siente un dolor en la zona.
Puede haberse lastimado o clavado algún objeto. Pero si el perro está sano y se empeña en lamernos y lamerse, es probable que estemos ante un problema de conducta. El perro está viviendo una situación de estrés que exterioriza, como no puede hablar, mediante estas acciones que podríamos considerar compulsivas.
Puede suceder si el perro no realiza suficiente ejercicio, está mucho tiempo solo, no recibe la atención que necesita, etc. En estos casos, si el veterinario determina que el perro está sano se hace necesario revisar sus rutinas y ponerse en manos de un profesional del comportamiento canino o etólogo que nos dará pautas concretas de manejo.
Bibliografía
Morris, Desmond. 1988. Observe a su perro. Barcelona. Plaza & Janés.