Sabemos y hemos asumido que los perros ladran, pero no por ello deja de resultarnos molesto que lo hagan cada vez que se cruzan con alguna persona o si presienten que un intruso se aproxima al hogar.
El ladrido es para los perros una forma de comunicación, pero en estos casos es mejor evitar un episodio de ladridos excesivos que nos ponga en una situación comprometida o nos cause problemas con los vecinos. Desde Soyunperro te explicamos cómo conseguirlo.
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Razones por las que los perros ladran
Los perros tienen una gran cantidad de motivos por los que ladrar, por lo que no hay que asociarlo a la agresividad. Para ellos ladrar forma parte de su comunicación y con ello expresarán alerta, ganas de jugar, reclamo de atención, etc. Podremos interpretarlo según el contexto, pero lo importante es que tengamos claro que nunca lo hacen por molestar.
También hay que tener en cuenta la edad del perro. Algunos ejemplares mayores pueden ladrar al ir disminuyendo sus sentidos, padecer síndrome de disfunción cognitiva, etc. En estos casos, además de acudir al veterinario para descartar enfermedades orgánicas, nos tocará ser comprensivos.
Personas a las que ladra mi perro
Hay perros que ladran a todas las personas que detectan. En cambio, otros solo ladrarán a algunas. Esto puede deberse a que presentan determinadas características que inquietan al perro al punto de desencadenar su ladrido. También al lugar donde se produce el encuentro. Por ejemplo, muchos perros ladrarán en la puerta de su casa, pero no en la calle.
Influye la respuesta de la persona. Normalmente, cuanta más tranquilidad desprenda, más fácil será que el perro se calme. Al contrario, una actitud nerviosa incrementará el estado de excitación del perro, que puede sentir la intranquilidad. Otras veces el perro simplemente percibe algo que a nosotros se nos escapa pero a él le hace ponerse en alerta.
De todas formas conviene que interpretemos el conjunto, es decir, toda la actitud corporal del perro, ya que el ladrido no siempre es de alerta, sino que también puede ser de excitación por saludar y acercarse a la persona. En este caso será muy agudo y el perro no dejará de moverse ensayando el acercamiento. Es un ladrido de entusiasmo que no supone amenaza.
El refuerzo del ladrido
A veces no nos damos cuenta pero somos nosotros los que enseñamos a nuestro perro a ladrarle a la gente. Lo hacemos a través del refuerzo positivo. ¿Cómo? Acariciándolo cuando ladra. Es entendible. El perro comienza a ladrar hacia alguien y nuestra primera reacción es sujetarlo, tocarlo y pedirle que se calle en un tono suave.
Incluso algunos cuidadores dan un premio para intentar distraerlo y que deje de ladrar. En realidad lo que el perro interpreta es que lo estamos felicitando por ladrar. Por lo tanto, en lugar de extinguir la conducta que no queremos que repita, lo que conseguimos es justo lo contrario: la repetirá pensando que es lo que esperamos de él.
Además, cuando el perro desde el interior de su casa ladra a alguien que transita por la calle, también se siente reforzado. En este caso ni siquiera hace falta que nosotros lo felicitemos. La persona objeto de sus ladridos se va, por lo que el perro interpreta que ha conseguido su objetivo. Esto lo refuerza y lo impulsa a repetirlo.
La socialización como clave
La mejor forma de evitar que nuestro perro ladre para advertirnos de la presencia de alguna persona es la prevención. Para ello es muy importante la socialización. Con este término hacemos referencia a la exposición del perro a todo tipo de estímulos, como diferentes personas, ruidos, vehículos, ambientes, congéneres y otros animales, etc.
El período comprendido entre las tres y las doce semanas de vida es crítico para este proceso porque el perro podrá integrar todos estos estímulos de forma positiva. Una socialización deficiente lleva a que el perro desarrolle miedos. El miedo a las personas es habitual que se encuentre detrás de los ladridos.
Si hemos adoptado a nuestro perro con una socialización deficiente, es posible solucionarlo, pero para ello necesitamos paciencia y probablemente solicitar los servicios de un experto en conducta canina. Además, es necesaria la educación y cubrir las necesidades de ejercicio y estimulación. Muchas veces ladrar en exceso es la forma de canalizar el estrés.
Consejos para evitar que un perro ladre a las personas
A veces recibimos invitados a los que podremos instruir para minimizar la reacción ladradora del perro. Pero esto no siempre será posible, por eso conviene manejar ciertas pautas para controlar los ladridos. Por lo que hemos visto hasta ahora, sobre todo hay que tener cuidado con todas aquellas reacciones nuestras que supongan un refuerzo del ladrido. Además:
- Mantén la calma. Tu perro ladrará más si nota que estás nervioso.
- Ni se te ocurra pegarle o reaccionar de manera agresiva. Siempre es contraproducente.
- Puedes distraerlo pidiéndole que ejecute alguna orden, como sentarse o tumbarse. En ese momento prémialo. Es también posible enseñarlo a callarse a nuestra orden.
- Si ladra a gente por la calle y no funciona la distracción, directamente llévatelo de allí.
- Cuando el perro ladra de entusiasmo no hay que tocarlo ni permitir que la visita lo toque hasta que no esté tranquilo por completo. En ese momento sí se puede premiar. Queremos que entienda que esa conducta es la que tiene que repetir.
- De todas formas el ladrido para avisar de la presencia de intrusos es normal, lo que hay que impedir es que se prolongue por mucho tiempo.
Cuándo llamar a un profesional
En ocasiones el perro ladra con desesperación ante determinadas personas. Por ejemplo, le ladra solo a los hombres, solo a los ciclistas o solo a quien lleva algo en las manos. Esta reacción puede deberse a una experiencia negativa vivida en el pasado y que se ha transformado en una fobia. En este caso necesitaremos la ayuda de un profesional.