El imprinting (impresión en inglés), es un término que se utiliza para designar una etapa fundamental de la vida del cachorro. Se trata de un período clave que condicionará de manera decisiva el resto de su existencia.
Se acostumbra a reducir el concepto de imprinting al proceso de educación y socialización del cachorro y, si bien está estrechamente relacionado con este, es algo que va mucho más allá y conlleva toda una serie de factores y estímulos que atañen a sus capacidades cognitivas, conductuales, físicas, psicológicas y afectivas.
En este artículo os trataremos de explicar en qué consiste realmente el imprinting y cómo sacar el máximo provecho de esta etapa crucial en la vida del perro ¿Nos dedicas cinco minutos?
La importancia de realizar un imprinting correcto
Técnicamente, el imprinting hace alusión a una etapa muy específica en la vida del cachorro, que abarca desde el nacimiento, hasta los 3 meses de vida.
El período más importante de esta etapa se sitúa entre las dos y las siete primeras semanas de vida. El tipo de experiencias a las que el perro se vea sometido durante este intervalo, son las que mayor impacto tienen a nivel conductual y psicoafectivo.
Sin embargo, todo el período resulta de vital importancia para su salud psicológica y física, así como para sus capacidades psicomotrices. Todo ello resultará determinante en su carácter y en la forma en que se adaptará a su entorno cuando sea adulto.
De un adecuado imprinting dependen, en no poca medida, características como el grado de agresividad o tolerancia a determinadas situaciones, la predisposición a recibir nuevos estímulos, los miedos y fobias futuras, la afectividad hacia otras personas y animales, la actitud mostrada durante el juego, la relación con otros perros, etc.
Podríamos decir que el imprinting es al perro, lo que la infancia al ser humano. Ya hace bastante tiempo que la psicología descubrió que muchos de los traumas que se desencadenaban en las personas en ciertas etapas de su vida adulta, tenían su origen en determinadas experiencias acontecidas en las primeras fases de su existencia.
Los animales “no racionales” no tienen por qué ser una excepción; menos cuando hablamos de perros, cuya existencia está ligada a la del ser humano desde hace muchísimos años.
Pero vayamos a lo práctico: Podemos dividir el imprinting en tres fases fundamentales.
Primera fase del imprinting
Hasta que no se produce el destete del cachorro, el imprinting se adquiere exclusivamente a través de la relación del animal con su madre y hermanos de la camada.
En esta etapa inicial, nuestro papel es meramente testimonial. Salvo cuidar de que la madre y los cachorros gocen de un entorno higiénico y apropiado, poco podremos influir en el proceso.
Será justamente la madre quien se encargará de proporcionar los estímulos básicos que todo perro necesita al nacer. Salvo que no tengamos más remedio, debemos tocar lo menos posible a los recién nacidos.
Transcurrido aproximadamente el mes, los cachorros ya comienzan a reaccionar a estímulos sonoros y aprenderán a identificar a cada uno de sus hermanos.
Segunda fase del imprinting
A partir de la cuarta semana, iremos acostumbrándolos poco a poco a la presencia humana, procurando no incomodar a la madre ni interrumpir sus labores de cuidado y amamantamiento.
Ahora los cachorros ya habrán aprendido a comunicarse entre sí y habrán adquirido su rol en la camada (jerarquización). Esta fase culmina por completo a los dos meses.
La madre aún sigue desempeñando el papel más importante del imprinting. Riñe a los cachorros, les da cariño cuando lo necesitan y los separa cuando se pelean.
Estos aprenden poco a poco el rico lenguaje canino, a través de todo un abanico de señales basadas principalmente en posturas corporales, rituales olfativos y emisión de sonidos.
Es también la fase donde aprenden a conocer su cuerpo, y a desarrollar su equilibrio y capacidades psicomotrices en general.
Tercera fase del imprinting
Esta tercera fase abarca desde el destete del cachorro hasta los 18 meses de vida. Es entonces cuando nos corresponde a nosotros desempeñar el papel principal.
A partir de este momento los estímulos a los que sometamos a nuestro peludo amigo serán determinantes a la hora de adaptarse a nuestro mundo y a la forma en que se relacionará con otras personas, mascotas y el resto de animales.
Es por ello muy importante que comencemos a exponerle poco a poco a todas aquellas situaciones a las que deberá enfrentarse en el futuro.
Es el momento de acostumbrar al cachorro a familiarizarse por completo con otras personas y de que tome conciencia de su rol en el mundo humano. También le iremos presentando con precaución a otro tipo de mascotas y animales, haciéndole comprender que debe respetarlos y que son igualmente valiosos para nosotros.
Debemos tener en cuenta que hemos tomado el relevo de la madre en tanto en cuanto responsables y tutores del animal y que a partir de ahora, nosotros somos su principal referente.
En este sentido, nuestro comportamiento también será determinante, ya que será tomado como ejemplo a seguir por nuestro pequeño compañero peludo. Si somos personas amigables y educadas, nuestro perro tenderá también a comportarse de manera más amistosa y respetuosa que si no lo somos.
Será además el momento idóneo de exponerlo a todos aquellos estímulos que pueden convertirse en motivo de fobia, miedo o estrés en el futuro.
Por ejemplo: En la ciudad debemos habituarle a los ruidos del tráfico, las aglomeraciones de gente, lugares de reunión como bares donde permitan la entrada a perros, etc.
También debemos enseñarle el campo y el mar, enseñarle a nadar, etc.
Y, por supuesto, a reconocer el verdadero peligro, como el fuego, enseñarle que no debe cruzar la calle sin nosotros, a no perseguir motocicletas o acercarse a las máquinas y electrodomésticos, enchufes, etc.
Cuanto más frecuente sea la exposición temprana a este tipo de experiencias, mayor será su capacidad para afrontar determinadas situaciones en su etapa adulta y para llevar una vida más feliz y segura.
En este vídeo puedes ver un ejercicio práctico y muy recomendado de imprinting
La educación del perro durante el imprinting
Nótese que, exceptuando todo aquello que se refiere a adaptación y socialización, apenas hemos hablado de adiestramiento propiamente dicho durante la fase de imprinting, justamente con la intención de separar ambos conceptos, aunque evidentemente estén estrechamente relacionados.
El imprinting determina la calidad de la educación que el perro va a recibir. Puede existir un buen imprinting sin educación, pero a la inversa es realmente difícil.
De hecho hay perros que, sin haber recibido ningún tipo de adiestramiento, son animales queridos y que se adaptan bien al medio, gracias a que han recibido un buen imprinting..
A continuación os resumimos cómo ha de ser la educación del cachorro durante la tercera fase del imprinting, momento a partir del cual, nuestro papel resulta determinante:
- Enseñar al cachorro a relacionarse con las personas y otros animales.
Es el tiempo ideal para que nuestro cachorro entre en contacto con otras personas, además de la familia, haciéndole partícipe del mundo humano y su lugar en el mismo. También es el momento idóneo para fomentar el juego con otros perros.
Es conveniente introducirle poco a poco, haciendo que juegue primero con cachorros de su edad para que no se lastime con perros mucho más grandes que él. Paulatinamente iremos ampliando el elenco para que pierda el miedo al contacto con cualquier tipo de raza.
También le presentaremos a otros animales y mascotas que no sean perros, haciéndole ver que son valiosos para nosotros y que no son una amenaza, por lo que no debe dañarlos (gatos, pájaros, palomas, conejos, etc).
- Ayudarle a perder el miedo a los estímulos a los que se verá sometido en el futuro.
Es otra asignatura fundamental, si deseamos que nuestro peludo amigo no padezca ciertas fobias. Eso sí, debemos ser pacientes y no forzarle a aceptar situaciones para las que no se sienta preparado.
Procurando animarle con nuestro propio ejemplo y dejando siempre que sea él quien tome la decisión (bañándonos nosotros primero, acercándonos a un animal doméstico, subiéndole al coche con nosotros, etc.).
- Acostumbrarle a quedarse sólo cada vez más tiempo y dormir en su propio espacio.
Para esto, podemos usar una habitación destinada a tal fin o incluso una jaula para perros. Evitaremos que haya objetos con los que pueda lastimarse o romper y le proporcionaremos un ambiente agradable con sus juguetes preferidos dentro.
De forma que perciba la situación como algo positivo y no como un castigo o un aislamiento. Poco a poco, iremos aumentando el tiempo de nuestras ausencias.
Del mismo modo, hemos de adecentarle un espacio y una camita para su propio descanso, de forma que entienda que nosotros tenemos nuestro lugar y él el suyo.
- Mostrarle qué cosas son realmente peligrosas para su integridad
Evidentemente, también resulta vital hacerle entender que jamás debe cruzar una carretera por su cuenta, acercarse al fuego, electrodomésticos y otras máquinas.
Una cosa es que pierda el miedo al ruido de las motos o los coches y otra que las persiga. A veces, ambas cosas se dan al mismo tiempo, justamente porque las percibe como amenaza.
Conclusiones
Los perros pueden llegar a ser verdaderamente sorprendentes si han recibido un buen imprinting; y más si este ha ido acompañado de un buen adiestramiento.
La paciencia, la perseverancia, un poquito de sentido común y el refuerzo positivo como llave maestra serán las claves que nos permitan obtener lo mejor de nuestro peludo amigo y también lo mejor que podremos ofrecerle.