Quienes compartimos vida con un perro sabemos que por propia naturaleza son ellos quienes perecerán primero, ya que la estimación de vida de un perro es de unos quince años en razas pequeñas y de unos doce en razas grandes.
Sin embargo puede darse el caso de que seamos nosotros quienes perezcamos por enfermedad, accidente o cualquier otra causa. Dejando a nuestro perro sin cuidador ni familia, en el caso de que vivamos solo con el. Entonces ¿Qué sucede con los perros cuando fallecen sus dueños? Veamos en detalle que dice la ley.
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Ley de protección animal sobre los perros
Cada país tiene una legislación diferente en materia de protección animal, pero podemos tomar cómo ejemplo la nueva ley de protección animal aprobada en España, que nos permite dejar a nuestro perro en testamento. De esta forma, si a nosotros nos pasara algo, a través del testamento podríamos dejar indicado qué persona se haría responsable de nuestro perro y sus cuidados.
Esta práctica es en realidad la más recomendada por todos los expertos, asignar en vida a un cuidador para nuestro perro en caso de que fallezcamos. Así será mucho más sencillo para las autoridades competentes asignar una nueva familia a nuestro querido perro.
¿Qué pasará con mi perro cuando fallezca?
Nuestro perro seguirá siendo cuidado por nuestra familia, así lo contempla la ley. Según nos explican los asesores jurídicos, la administración buscará un entorno familiar que se haga cargo de nuestro perro en el caso de que vivamos solos y no hayamos dejado designado un cuidador para nuestro perro. Así pues, contactarán con nuestros familiares directos para ver quien quiere adoptar a nuestro perro.
En el caso de no encontrar familiares que quieran hacerse cargo de nuestro perro, este pasará a estar en situación de abandono y será la administración / ayuntamiento quien se haga cargo de el. Generalmente en estos casos, los perros terminan en una perrera a la espera de ser adoptados o sacrificados.
Dado que nadie quiere eso para su perro, insistimos en la necesidad de dejar un tutor legal para el cuidado de nuestro perro mientras estemos vivos, pues nunca se sabe que puede suceder. Hay accidentes todos los días y lamentablemente nos puede tocar cómo a cualquier otra persona.
¿Qué puedo hacer para que cuiden de mi perro cuando yo no esté?
Buscar a un familiar cercano y pedirle que si algún día nos sucede algo, el cuide de nuestro perro, es la mejor de las opciones para garantizar que cuando no estemos, nuestro perro seguirá teniendo un hogar y cuidados. En el caso de que no tengamos familiares o amigos a quien acudir, también podemos realizar un acuerdo con una protectora de animales para que se encargue de sus cuidados o le busque una familia que le cuide.
Obviamente esto debemos hacerlo mientras estemos vivos, ya que si no hay familiares ni amigos que se encarguen de nuestro perro cuando fallezcamos, será el ayuntamiento o administración pública la que se haga cargo de nuestro perro, pero en situación de abandono.
¿Me echará de menos mi perro?
Por supuesto que si, al igual que las personas los perros también pasan los duelos al perder a sus humanos. Incluso cuando un perro pierde a otro perro con el que ha convivido tiene que superar un duelo, así que la respuesta a si nuestro perro nos echará de menos, es un rotundo si.
Seguro que en alguna ocasión has escuchado la historia de Hachiko, el perro que esperó a su dueño durante años hasta que murió de viejo. Es una historia completamente real que demuestra el afecto real que los perros pueden tener por sus humanos.
¿Qué hacen los perros cuando mueren sus humanos?
El duelo en cada perro puede expresarse de formas diferentes, pero siempre con la tristeza como base. Algunos perros simplemente pasan los días y las noches aullando, en busca de respuesta de otro aullido o simplemente como expresión de tristeza. Otros perros incluso dejan de comer y enferman, necesitando ayuda para poder superar su perdida.
Otros sin embargo no muestran ningún cambio a nivel emocional o físico, pero siempre nos añorarán y esperarán nuestro regreso. Muchos etólogos coinciden en la necesidad de que un perro vea a su humano muerto e incluso su tumba, para que sepa que ha muerto y no lo espere toda la vida, pensando que simplemente no ha regresado al hogar.