La picadura de una garrapata puede ser el origen de numerosas patologías, algunas realmente graves. Una de ellas es la enfermedad de Lyme (Lyme Borreliosis), conocida popularmente como “enfermedad de la garrapata”.
La causante de esta enfermedad es una bacteria llamada Borrelia burgdorferi, introducida en el torrente sanguíneo del perro a través de la picadura de garrapata (normalmente de la especie Ixodes). Los trastornos que esta bacteria provoca en su organismo son numerosos y graves si nos son tratados de forma adecuada. Veamos todos los detalles.
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Síntomas de la enfermedad de Lyme en perros
La enfermedad de Lyme es bastante habitual en zonas boscosas y frías como por ejemplo países nórdicos de Europa, Asia, Australia, Estados Unidos, Canadá, pero también en España y México. No tiene predilección de raza, sexo o edad. Puede afectar a las personas aunque no son muchos los casos (8 casos por 100 mil personas en EEUU).
Los síntomas pueden tardar semanas hasta meses en aparecer y no tienen porqué darse todos a la vez. Sin embargo, la cojera sí que suele presentarse con frecuencia. Los síntomas que nos deben poner en alerta son:
- Fiebre
- Cojera (dado que produce inflamación de las articulaciones)
- Inflamación en la zona de picadura
- Pérdida de apetito
- Rigidez
Si la infección se encuentra en un estado avanzado aparecen también problemas cardiacos (inflamación) y renales que pueden llegar a poner en riesgo la vida del perro. Para evitar llegar a estos extremos lo mejor es llevarle al veterinario ante la más mínima sospecha.
Diagnóstico
Se basa en una historia clínica y anamnesis por parte del veterinario (zonas donde ha estado, presencia de garrapatas en las semanas anteriores…). Se puede realizar análisis de orina y radiografía de las articulaciones por si hubiera signos de degeneración.
Analíticamente no suele haber cambios pero se puede realizar una prueba serológica tipo ELISA para detectar si el cuerpo ha producido anticuerpos contra esta bacteria (pueden tardar semanas en aparecer).
Una vez hecho el diagnóstico correcto, el tratamiento es sencillo y bastante eficaz.
¿Cuál es el tratamiento para la enfermedad de Lyme?
El tratamiento que recomiendan los veterinarios pasa por la administración de un antibiótico (tetraciclinas como la doxiciclina) durante un mes, aunque dependiendo de la gravedad y síntomas de la infección puede prolongarse más.
En la mayoría de los casos el antibiótico será suficiente para detener la infección. El veterinario también nos puede aconsejar alguna clase de analgésicos o antiinflamatorios para aliviar el dolor.
Vacunación
Existen también vacunas disponibles que pueden ayudar a prevenir en humanos que se contraiga la enfermedad de Lyme. Sin embargo, en perros es más eficiente la prevención anual constante frente a parásitos externos.
No obstante, la prevención en otros países donde se de más dicha enfermedad puede ser diferente, por lo que siempre debes consultar al veterinario en la zona en la que estés, ya que la prevalencia de enfermedades es diferente según el país en el que nos encontremos.
¿Puede contagiarme mi perro la enfermedad de Lyme?
Los perros no representan una fuente directa de transmisión para las personas. De hecho, la enfermedad de Lyme no se contagia entre perros que vivan en una misma casa ni tampoco puede transmitirse de un perro a un humano.
Lo único por lo que debemos preocuparnos es por la picadura de las garrapatas, así que es fundamental revisar el pelo de nuestro perro (son muy pequeñas y difíciles de ver estas especies) y los lugares donde el perro haya podido entrar en contacto con estos parásitos.
Cuando se le diagnostica a nuestro perro la enfermedad de Lyme, es muy probable que también nosotros hayamos estado expuestos a este riesgo (aunque con calzado alto nos protegemos durante las excursiones con pastizales en los que nuestro perro puede haberse contagiado) por lo que es buena idea consultar con nuestro médico.
Cómo proteger a nuestro perro
Los lugares más comunes donde prosperan las garrapatas transmisoras de la enfermedad de Lyme son las áreas boscosas y arbustivas, como hemos dicho antes.
Una vez localizadas estas zonas obviamente hay que evitarlas, aunque se puede hacer prevención. He aquí algunas recomendaciones:
- Revisar el pelaje de nuestro perro sobre todo después de los paseos al aire libre.
- Acudir a revisiones frecuentes y regulares en nuestra clínica veterinaria habitual.
- Mantener nuestro jardín limpio y libre de malas hierbas o maleza.
- En zonas de pastizales llevar calzado alto y a poder ser de colores claros para identificarlas.
- Utilizar antiparasitarios frente a garrapatas y otros ectoparásitos.
Si a pesar de todo encontramos una garrapata en nuestro perro, hay que eliminarla de inmediato. Pero si no estamos seguros de cómo hacerlo, lo mejor es dejar esta tarea en manos del veterinario, pues si lo hacemos mal podemos agravar el problema en lugar de solucionarlo.