Los perros pueden padecer problemas en las vías urinarias. Que orinen repetidas veces muy poca cantidad suele ser el primer síntoma, que de no tratarse puede acarrear graves problemas para su salud.
Si quieres saber más sobre este problema muy común en perros, te explicamos cuales son sus síntomas y cómo tratarla.
¿Qué es la cistitis?
La cistitis es una infección bacteriana de la vejiga. En los perros tanto machos como hembras suelen verse precedidas de un infección en la uretra que consigue ascender hasta llegar a la vejiga.
Además, hay otras causas que predisponen a padecer esta infección como una edad avanzada, la diabetes, los tratamientos de corticoides que se prolongan mucho tiempo o, en el caso de los machos, las prostatitis, es decir, las inflamaciones de la próstata.
Síntomas de cistitis canina
El signo principal que nos va a hacer sospechar que nuestro perro está padeciendo una cistitis es un aumento en las veces en las que necesitará orinar. Además, el perro siente molestias cada vez que lo hace y emite cantidades muy pequeñas, en ocasiones solo gotas.
El aspecto de la orina también puede enturbiarse, oler de diferente manera a la habitual o incluso aparecer con sangre, lo que se conoce con el nombre de hematuria. Algunas hembras aquejadas de cistitis presentarán, además, secreción vaginal. Es normal que los animales se laman los genitales en un intento de aliviarse de las molestias.
¿Cómo se diagnostica la cistitis en un perro?
Si nuestro perro orina con frecuencia y parece molesto es probable que el diagnóstico sea de cistitis pero, para confirmarlo, debemos tomar una muestra de orina. Para ello podemos utilizar un vaso de plástico con tapa de venta en farmacias, de los que también se usan en edicina humana.
Es importante que hagamos la recogida con uno de estos recipientes porque así nos aseguramos de que está completamente limpio. Si nos servimos de cualquier frasco o vaso que tengamos por casa corremos el riesgo de que ya contenga bacterias. Esto nos contaminaría la orina y no podríamos saber si la infección corresponde al perro o al ambiente.
La recogida en un perro macho puede ser sencilla porque, al levantar la pata, deja espacio suficiente como para que seamos capaces de introducir el vaso para atrapar el chorro de orina. En las hembras, al orinar agachadas, va a ser más complicado llegar a recoger una muestra.
En estos casos podemos intentar que orinen sobre un recipiente casi plano, similar a una bandeja higiénica para gatos. Después la vaciaríamos en el vaso o la recogeríamos en una jeringuilla. Si no conseguimos la muestra el veterinario puede tomarla directamente de la vejiga. Es el procedimiento denominado cistocentesis.
De recoger la orina en casa debemos trasladarla con rapidez a la clínica para que la examinen. Si vamos a tardar unas horas en llevarla tenemos que mantenerla refrigerada en el interior de la nevera. Si transcurre mucho tiempo o la conservación es inadecuada la muestra no servirá.
La tira de orina y el cultivo
El veterinario puede hacer una tira de orina. Esta prueba nos dará información sobre la presencia de bacterias o de sangre. Un resultado positivo acompañado de sintomatología concordante nos orienta hacia un diagnóstico de cistitis, aunque no es la prueba más específica.
Ya hemos explicado que si la muestra se contamina el resultado puede resultar engañoso. Para un diagnóstico inequívoco habría que enviar la muestra tomada a un laboratorio para realizar un cultivo. De esta forma sabríamos exactamente cuáles son las bacterias que están detrás de la infección, de ser el caso.
El tratamiento de la cistitis en perros
Es muy importante que si vemos que nuestro perro orina con una frecuencia inusual y está molesto, acudamos sin perder tiempo al veterinario. Si una infección de vejiga no se trata, las bacterias pueden ascender hasta el riñón, afectándolo también. Estas infecciones pueden acabar causando una insuficiencia renal aguda o crónica.
Para curar la cistitis el veterinario nos prescribirá un antibiótico. Si hemos hecho un cultivo de orina sabremos con exactitud cuál va a ser más eficaz frente a las bacterias que le están causando la infección a nuestro perro.
Los tratamientos suelen durar semanas y es importante que los sigamos hasta el final, aunque el perro haya dejado de mostrar síntomas de infección. Después de concluido el tratamiento podemos analizar otra vez la orina para asegurarnos de que la curación es completa.
Debemos saber que las infecciones pueden ser recurrentes. Si nuestro perro ha finalizado el tratamiento y al poco vuelve a mostrar síntomas de cistitis, vamos a necesitar un estudio veterinario más completo. Por ejemplo, los cálculos en la vejiga pueden explicar cistitis recurrentes.
Si no hemos hecho hasta el momento un cultivo, con una segunda infección sí tendremos que pedirlo. Los antibióticos que nos prescriba el veterinario van a basarse en sus resultados. Algunos perros pueden padecer cistitis crónicas que van a requerir la administración de fármacos a largo plazo.
Cistitis y cálculos urinarios
Los cálculos, coloquialmente denominados piedras, son formaciones de minerales que se depositan en las vías urinarias por diversos factores. Los más pequeños pueden eliminarse como arenilla con la orina. En cambio, los cálculos de mayor tamaño no van a poder salir e incluso causarán obstrucciones completas o parciales.
Cuando un perro tiene cistitis las agrupaciones formadas por las bacterias van a servir de soporte para que sobre ellas precipiten los minerales, generalmente estruvita. Los cálculos acaban por causar molestias en la micción y sangre en la orina.
Su eliminación pasa por tratar la cistitis, si existe, y ofrecer al perro una dieta específica que ayude a disolver estos cálculos, para lo que es fundamental modificar el pH de la orina, clave de su formación. Si los cálculos están provocando una obstrucción o no son susceptibles de disolución, se va a necesitar cirugía.