Qué es el moquillo canino y cómo curarlo

El moquillo es una enfermedad vírica que afecta sobre todo a los cachorros no vacunados y que puede llegar a ser mortal. Ya que no es posible eliminar a los virus, el tratamiento solo puede ser de soporte.

Por eso resulta básica la prevención que vamos a poder hacer pautando un correcto calendario de vacunaciones. A continuación explicaremos las características de esta enfermedad.

¿Qué es el moquillo canino?

El moquillo, también conocido como distemper, es una patología muy contagiosa que está causada por un virus de la familia Paramixoviridae, similar al que en las personas desencadena el sarampión. Es de distribución mundial, aunque en los países en los que los perros se vacunan de manera habitual los casos son menos frecuentes.

No todos los perros en contacto con el virus van a manifestar signos clínicos o pueden hacerlo pero de foma muy leve. Esto se debe al estado de salud del que parta cada ejemplar, lo que nos recuerda la importancia de una buena alimentación, desparasitación, cuidados y vacunas para que el sistema inmunitario pueda combatir el virus.

Este ataca en especial a las células del cerebro y a las de la superficie corporal como las de la piel, las mucosas en el aparato respiratorio o digestivo, los ojos, etc. En cada caso, según los órganos que se encuentren más afectados, detectaremos diferentes síntomas. Además, la presencia del virus debilita al animal, por lo que suele haber infecciones secundarias.

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Síntomas del moquillo canino

El cuadro clínico correspondiente a esta enfermedad se presenta, aproximadamente, a la semana de haberse producido el contacto con el virus. Su desarrollo puede dividirse en varias etapas que detallaremos en los siguientes apartados.

Primera etapa

Se caracteriza por la aparición de fiebre, que puede llegar a ser elevada. El perro deja de comer, está apático y emite una secreción acuosa por ojos y nariz, lo que le da el nombre a la enfermedad y puede hacer que la confundamos con un resfriado. La secreción acaba por espesarse y adoptar un color amarillento.

También aparece una tos seca y vómitos y diarrea de intensidad considerable. El perro puede deshidratarse. Si en este momento acudimos al veterinario y nos pauta un tratamiento, es posible que el perro mejore, pero sufrirá una recaída. Es la segunda etapa de la enfermedad.

Segunda etapa

Unas 2-3 semanas después de aparecida la primera etapa, la enfermedad va a afectar al cerebro. Lo detectaremos por síntomas como hipersalivación, movimientos de masticación o sacudidas de cabeza. Algunos perros parecen sufrir ataques epilépticos, corren en círculos, se caen, cocean bruscamente con las cuatro patas, etc.

Cuando se recuperan de estas crisis parecen desorientados, dan la impresión de no ver y buscan esconderse. También es característico el conocido como mioclono del moquillo, trastorno en el que se producen contracciones rápidas y rítmicas en cualquier músculo del cuerpo, pero sobre todo en la cabeza. El mioclono aparece de día y de noche.

En este estado el perro va a sentir dolor, que percibiremos porque gime y aúlla. Estas contracciones pueden persistir aun cuando el perro se recupera, pero de una manera más leve.

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Endurecimiento plantar

También conocido con el nombre de hiperqueratosis de los cojinetes plantares y del epitelio nasal. Es una forma de moquillo causada por otra cepa del virus que produce daño en la piel de los pies y de la trufa. Esta se engrosa y endurece. Aparece a los quince días de comenzada la infección. Es una presentación poco común.

¿Cómo se contagia el moquillo canino?

El virus del moquillo se libera al ambiente en todas las secreciones corporales de los perros infectados. La manera de contagio más habitual es la inhalación del virus, ya que los perros suelen olfatear orina y deposiciones de sus congéneres.

Por este motivo es fundamental que las mascotas no vacunadas no circulen por zonas de paso de otros perros de los que desconocemos su estado de salud o si están o no vacunados. Un perro recuperado puede seguir eliminando el virus durante unos 4-6 meses.

Perro pasando una revisión veterinaria

¿Cómo se diagnostica el moquillo canino?

Tomando una muestra de sangre puede buscarse la presencia del virus. El veterinario la envía a un laboratorio externo, donde es posible realizar varias técnicas, o utiliza un kit de detección rápida en la propia clínica, cogiendo una muestra de la conjuntiva o de la nariz.

Eso sí, pueden darse falsos negativos por lo que también habrá que atender al cuadro clínico, su evolución y la respuesta al tratamiento. Además, como mínimo, se necesitarán análisis de sangre para conocer el estado general del perro.

Cuando aparecen daños a nivel cerebral y hay otras patologías que podrían causarlos puede recurrirse para diagnosticar a un análisis de líquido cefalorraquídeo, que es el que baña el cerebro y la médula espinal.

¿A qué perros afecta el moquillo canino?

Aunque potencialmente cualquier perro podría contraer el moquillo, los que se encuentran en mayor riesgo de enfermar son todos aquellos que no han sido vacunados. Por este motivo es una patología que veremos con más frecuencia en cachorros, con sistemas inmunitarios todavía inmaduros y sin tener completo el calendario de vacunas.

Dentro de este grupo, los que presentan una mayor incidencia de la enfermedad son los cachorros no vacunados de entre 6 y 12 semanas de vida. Esto es así porque es el momento en el que descienden las defensas que les ha transmitido la madre y todavía no se han completado las dosis necesarias de las vacunas.

Es importante saber que esta enfermedad es específica de los perros. Por lo tanto, aunque entre ellos es altamente contagiosa, otros animales que convivan con él no van a verse afectados, aun estando en estrecho contacto. La excepción son los hurones. Las personas no sufren esta enfermedad.

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El tratamiento del moquillo canino

Lo primero que debemos saber es que no hay remedios caseros para combatir el moquillo. De hecho, esta enfermedad va a requerir un intenso tratamiento veterinario. También es importante que acudamos a este profesional al primer síntoma. Cualquier resfriado en un cachorro no vacunado es sospechoso de moquillo.

Además, al no poder matar a los virus, el objetivo es instaurar un tratamiento de soporte con la administración de fluidos por vía intravenosa para mantener al perro hidratado, antibióticos para evitar infecciones secundarias y fármacos dirigidos a controlar los diferentes síntomas que se presenten como vómitos, diarrea o convulsiones.

Recomendaciones para cuidar a un perro con moquillo

Lo habitual es que el inicio del tratamiento requiera el ingreso del perro para recibir cuidados y control especializado. Si el animal mejora, el veterinario le dará el alta y seremos nosotros los que continuemos cuidándolo en casa.

Estas son las recomendaciones a seguir:

  • Por supuesto, administrar escrupulosamente la medicación que nos haya pautado el veterinario y seguir sus indicaciones.
  • Es normal que el apetito esté disminuido, por eso podemos ofrecerle al perro comida húmeda especialmente formulada para animales convalecientes o un menú casero de su agrado como pollo o jamón cocido, siempre sin sal ni salsas.
  • Atemperar la comida anima a comer a un perro inapetente.
  • No es momento de baños, aunque sí tenemos que limpiarlo localmente si se ensucia de vómito, diarrea, secreciones o al comer.
  • Mantenerlo en una cama confortable, a temperatura adecuada y lejos de corrientes de aire o frío.
  • Si hay otros perros en casa sin vacunar debemos evitar el contacto aislando al enfermo.
  • Desinfectar camas, utensilios y superficies. El virus en el ambiente se desactiva con facilidad y solo puede resistir algunas semanas en climas fríos con temperaturas entre 0-4 ºC.

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¿Cuál es el pronóstico del moquillo canino?

Sabemos que el moquillo es una enfermedad de gravedad que puede llegar a ser fatal para nuestro perro. Pero es imposible determinar si un animal enfermo se va a curar o no porque eso depende de múltiples factores.

Cuándo se ha iniciado el tratamiento, la virulencia del virus, la edad del pero, su estado vacunal y cómo responda su sistema inmunitario son los puntos que van a influir sobre el pronóstico. Que haya afectación neurológica empeora el pronóstico.

Cómo prevenir el moquillo canino

Dada la gravedad de la enfermedad, la imposibilidad de eliminar el virus y las posibles consecuencias mortales, la opción es prevenir y no tener que curar. Para ello es imprescindible que vacunemos a nuestro perro siguiendo el calendario propuesto por el veterinario y adaptado a sus circunstancias vitales.

La eficacia de la vacuna contra el moquillo es muy elevada. Todos los cachorros deben ser vacunados y los adultos necesitan revacunaciones como mínimo cada tres años, aunque esta vacuna suele incluirse en la revacunación anual. Eso sí, ninguna vacuna es 100 % efectiva. Perros vacunados podrían contraer el moquillo, aunque de una forma más leve.

¿Cómo funciona la vacuna contra el moquillo canino?

Como cualquier otra vacuna, su mecanismo de acción se basa en presentar el virus al organismo, pero de una manera atenuada. Esto se consigue utilizando fragmentos virales, virus inactivados o virus vivos. Al poner la vacuna el sistema inmunitario del animal reacciona atacando al patógeno que administramos y crea anticuerpos de memoria.

Así, si el perro por circunstancias naturales entrase en contacto con el virus, en este caso del moquillo, inmediatamente recibiría el ataque de un sistema inmunitario que ya posee células específicas con las que combatirlo. Sin la vacuna, un primer contacto con el virus puede matar al perro si a su cuerpo no le da tiempo a crear estas defensas.

Un perro que ha conseguido recuperarse del moquillo también debe vacunarse porque pasar la enfermedad solo le asegura protección durante dos o tres años. Por lo tanto, podría volver a contagiarse.

Bibliografía
Carlson y Giffin (2002): Manual práctico de veterinaria canina. Madrid: Editorial el Drac.
Centellas y Raurell (2018): Moquillo canino neurológico. Portal Veterinaria, 14 de agosto.
Cortadellas y Tabar (2012): Enfermedades infecciosas en el perro y gato. ¿Cómo las diagnostico? ¿Cómo las descarto? Avepa Formación Continuada: Actualización en diagnóstico y control de enfermedades infecciosas en el perro y gato.
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Martella, Elia y Buonavoglia (2008): Canine distemper virus. Vet Clin North Am Small Anim Pract. 2008; 38: 787-797.

María Besteiros

Auxiliar Técnico Veterinaria y presidenta de una protectora de animales. Desde niña mis intereses giraron alrededor de los animales, la lectura y la escritura, por eso me formé para ejercer como ATV y me doctoré en Filoloxía Galega. Además, estoy vinculada a la protección animal a través de protectoras. En la actualidad soy casa de acogida de siete perros y cinco gatos. Escribir sobre perros es una forma de compartir los conocimientos que he adquirido sobre ellos a lo largo de los años, a la vez que me permite unir mis profesiones.

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