¿Se le puede hacer una cesárea a una perra?

La cesárea es una cirugía abdominal cada vez más común en medicina humana. Teóricamente se prescribe cuando no es posible, por distintas causas, el parto natural. Pero, ¿esta operación se practica en medicina veterinaria? ¿es posible que una perra preñada de a luz mediante cesárea?

¿En qué consiste la cesárea?

La cesárea es una operación en la que, a través de una incisión en el abdomen, se accede al útero con el objetivo de extraer al feto o los fetos que se encuentran en su interior y que no es posible que nazcan de forma natural.

Por supuesto, es una intervención que va a requerir anestesia general y todos los controles de un quirófano para asegurar el mantenimiento de las constantes vitales de la madre y la vida de los neonatos. Como todas las cirugías, la cesárea también implica un tiempo de recuperación y unos cuidados posoperatorios básicos, además de riesgos.

Cachorros-nacidos-por-cesárea

La cesárea para perras en veterinaria

Efectivamente, también en las perras pueden producirse circunstancias que indiquen la necesidad de una cesárea. Estas se darán durante el trabajo de parto o el veterinario las detectará con anterioridad. En cualquier caso la intervención será la misma.

Aunque la cesárea es una operación sencilla que se realiza en las clínicas con relativa frecuencia, debe hacerla un veterinario con experiencia. A la perra se la entubará, monitorizará y anestesiará. El cirujano cortará las diferentes capas hasta llegar al útero del que, rápidamente, extraerá a los cachorros.

A los pequeños se les corta el cordón umbilical, se les limpian las secreciones en nariz y boca, de ser el caso, y se secan. Mientras continúa la intervención se trasladan a una incubadora para mantenerlos juntos y calientes.

La cesárea suele ser una cirugía rápida, pero hay que tener en cuenta que pueden producirse complicaciones. Una de ellas es el sangrado. El útero a término ha incrementado considerablemente su volumen y su irrigación sanguínea, lo que podría dar lugar a hemorragias. Los riesgos aumentarán en función del estado de la perra o de los cachorros.

Una vez el veterinario cierra a la perra se da por concluida la intervención y, tras despertar de la anestesia, lo que lleva pocos minutos, se la traslada a una amplia jaula de hospitalización ya con sus pequeños. Desde ese primer momento puede iniciarse la lactancia.

cachorros-amamantados-por-perra

¿Cuándo hay que hacer una cesárea a una perra?

Antes de pensar en el nacimiento debemos manejar información básica tanto sobre este momento como sobre la gestación en general. Saber qué es lo normal nos permite identificar rápidamente cualquier situación de riesgo.

Así, la gestación de una perra tiene una duración aproximada de 60 días tras los cuales se va a desencadenar el parto. Este suele desarrollarse sin complicaciones y muchas veces durante la noche, de forma que ni nos enteramos.

Los síntomas de parto no siempre son reconocibles y pueden pasarnos desapercibidos. En ocasiones si notaremos que la perra deja de comer, busca refugio o se muestra inquieta. Cuando el parto está en marcha podemos notar que respira con agitación, empuja o incluso vomita.

Durante el trabajo de parto la perra tendrá contracciones que sirven para dilatar el cuello del útero y ayudar a la expulsión de los cachorros. Estas contracciones se irán intensificando, pero no siempre nos daremos cuenta. Tras la dilatación comienzan los nacimientos, generalmente separados por unos minutos.

Si observamos que la perra hace esfuerzos pero no pare ningún cachorro, emite alguna secreción o sangrado o parece haber concluido el parto pero sospechamos que todavía no han nacido todos los cachorros, debemos llamar al veterinario.

En ocasiones se producen dificultades en el parto normal, lo que se conoce con el nombre de distocias. Pueden deberse a una mala colocación del cachorro, lo que impide su salida al exterior.

Otras veces el útero no consigue contraerse lo necesario para llevar a buen término el parto. Si el veterinario no puede solucionar estos casos con medicación o manualmente, tendrá que practicar una cesárea.

perra amamantando a sus cachorros

Cuando la cesárea es previsible

Además de los casos mencionados que pueden aparecer como complicaciones durante el parto, en algunas perras va a ser posible planificar una cesárea antes de que llegue ese momento. Esta cirugía va a ser común en perras de tamaño pequeño y en aquellas de razas braquicéfalas.

Esto sucede porque razas como el chihuahua suelen tener un solo cachorro que puede alcanzar un tamaño más grande de lo que la perra es capaz de parir. En razas como el bulldog francés es frecuente encontrar este problema por la conformación tan característica de su cabeza.

Para este tipo de perras el parto natural es muy difícil, por ello, para evitar riesgos, el veterinario pautará un seguimiento del embarazo que va a incluir radiografías. En ellas se puede medir el tamaño del cráneo del primer cachorro y el diámetro del canal del parto materno. Si este último es menor, es muy probable que haya que recurrir a la cesárea.

En estos casos el veterinario estará muy pendiente de la perra durante los últimos días de la gestación. Caso de iniciarse el parto deberá examinar a la perra y decidir si es posible un nacimiento natural o, al contrario, no queda más alternativa que la cirugía.

Posoperatorio de una cesárea canina

En general las perras se recuperan muy rápidamente de la operación y desde el primer momento son capaces de ocuparse de sus pequeños. Solo tendremos que controlar la incisión para que no se infecte o la lastimen los cachorros con sus uñas. El veterinario nos indicará cuando se retirarán los puntos.

Son signos de alarma la inflamación de la zona, su enrojecimiento, el dolor a la palpación, la supuración, la fiebre o que la perra deje de comer o beber. Que se caigan los puntos y se abra la herida también es motivo para llamar al veterinario urgentemente.

María Besteiros

Auxiliar Técnico Veterinaria y presidenta de una protectora de animales. Desde niña mis intereses giraron alrededor de los animales, la lectura y la escritura, por eso me formé para ejercer como ATV y me doctoré en Filoloxía Galega. Además, estoy vinculada a la protección animal a través de protectoras. En la actualidad soy casa de acogida de siete perros y cinco gatos. Escribir sobre perros es una forma de compartir los conocimientos que he adquirido sobre ellos a lo largo de los años, a la vez que me permite unir mis profesiones.

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