¿Amante de los animales o síndrome de Noé?

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Periódicamente saltan a los medios de comunicación noticias sobre personas que acumulan en su hogar una cantidad enorme de animales. Los mantienen en condiciones higiénicas inaceptables.

Padecen una alteración psiquiátrica que se conoce popularmente con el nombre de síndrome de Noé. Se trata de un problema que, además de perjudicar a la persona afectada, tiene graves consecuencias para los animales hacinados. Por eso siempre hay que intervenir.

Síndrome de Noé

El Síndrome de Noé es un trastorno psiquiátrico que se caracteriza porque la persona afectada acumula en su hogar animales sin ningún límite. Son normalmente perros y gatos. Lógicamente esto lleva a que el número de ejemplares supere con mucho las posibilidades de alojamiento de la vivienda, así como la capacidad para ofrecerles cuidados.

Los animales se encuentran en condiciones de hacinamiento, mal alimentados, enfermos y sin ningún control veterinario. Esto desemboca en situaciones terribles como la convivencia con cadáveres, que los animales se coman entre ellos o que fallezcan tras una larga agonía sin comida, bebida ni asistencia médica.

Por otra parte, las condiciones de la vivienda en la que llegan a acumularse decenas de animales que nunca salen al exterior no solo no cumplen los mínimos de higiene, sino que son foco de malos olores, plagas o incendios. Suponen un riesgo para la salud pública de personas y animales. Pero el enfermo no es consciente de la situación.

Rescatadores de animales

Es importante distinguir las personas que padecen síndrome de Noé de aquellas que militan como voluntarias en la protección animal. Es cierto que estas últimas también pueden llegar a convivir con muchos animales en su hogar. Pero las condiciones son radicalmente distintas.

En el síndrome de Noé hay una acumulación de animales como en el de Diógenes se acumula basura. Pueden darse a la vez. El objetivo es el acopio de objetos o animales en sí mismo para cubrir una necesidad emocional de la persona enferma. Los rescatadores hacen hueco en sus casas a animales abandonados. Pero el objetivo es recuperarlos y darlos en adopción.

Aunque todos los que nos movemos en el mundo de las asociaciones protectoras sabemos que las cantidades se nos van de las manos, las condiciones de los animales que acogemos son completamente diferentes. Los rescatadores cuidan, pasean, alimentan y proporcionan asistencia veterinaria, aunque sea poco el tiempo disponible para dedicar a cada ejemplar.

Cómo actuar en el síndrome de Noé

Desde la perspectiva de la sanidad animal, siempre que seamos conscientes de una situación de maltrato, como la que viven los animales en manos de una persona con síndrome de Noé, hay que actuar. En este caso no va a servir que intentemos hablar con los individuos afectados. Ellos necesitan un tratamiento profesional para no reincidir.

El objetivo será entonces informar a las autoridades competentes en materia de sanidad, ya que estamos ante un riesgo para la salud pública. Son estas las que deben intervenir para procurarle a la persona afectada la asistencia que necesita y retirarle los animales. Lo ideal es que estos pasen a ser tutelados por una asociación protectora. El problema es la lentitud.

Las protectoras suelen trabajar junto a unidades como el Seprona para encargarse de los animales supervivientes. Por desgracia, muchos solo pueden eutanasiarse. El resto se recupera física y psicológicamente y se pone en adopción. Algunos ayuntamientos trabajan con perreras. Por eso es buena idea informarse antes y avisar a una protectora de la zona.

Una segunda oportunidad

Es importante saber que tanto los perros como los gatos rescatados de un síndrome de Noé son perfectamente recuperables. Podrán seguir sus vidas en hogares que garanticen sus cuidados. Nada más se recojan serán valorados por un veterinario. Es habitual que presenten parásitos internos y externos, desnutrición, problemas dermatológicos, infecciones, etc.

Por lo tanto, se hace fundamental diagnosticar, desparasitar, lavar y tratar según las circunstancias de cada uno. Más adelante también habrá que vacunar y esterilizar. Pero, además de estos cuidados, hay que tener en cuenta la recuperación a nivel psicológico. Estos animales pueden presentar problemas de socialización, estrés, fobias, etc.

La permanencia en una casa de acogida y, de ser necesario, el trabajo con profesionales del comportamiento canino pueden solucionar este tipo de problemas. Hay que tener tiempo y paciencia. Es perfectamente posible conseguir que el animal se recupere y pueda llevar una vida feliz en un nuevo hogar.

Estudio sobre el síndrome de Noé

Por último, recogemos algunos datos interesantes extraídos del primer estudio realizado en España sobre este trastorno. Es de científicos del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas. Examinan 24 casos del 2002 al 2011. En primer lugar, se habla de un problema creciente para el que todavía las administraciones no ofrecen una solución.

Además, cuando se interviene, se retiran los animales, pero no se proporciona tratamiento a la persona enferma. Esto implica que reincidirá en la acumulación, ya que no es consciente de que tiene un problema. La mayoría son personas de ambos sexos, solas y de edad avanzada. Llegan a acumular, de media, hasta 50 animales durante más de cinco años.

Por desgracia, una buena parte de estos, hasta un 75 %, presentan problemas de salud. Entre ellos destacan las heridas, los parásitos y las enfermedades infecciosas. Además, se encuentran desnutridos y deshidratados. Soportan la cría descontrolada y un alojamiento sin condiciones higiénicas básicas.

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