Diferencias entre perrera y protectora de animales

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Si nos encontramos con un perro abandonado, es posible que tengamos que recurrir a alguna organización para que se haga cargo. Pero no es lo mismo dejar un perro en una perrera que en una protectora.

Veamos las diferencias más importantes entre estas entidades. Conociendo toda la información, sabremos en qué lugar es más recomendable dejar a un perro abandonado para que tenga una nueva oportunidad de ser adoptado.

Perreras públicas y protectoras privadas

En general, las perreras suelen ser de titularidad de ayuntamientos, diputaciones o comunidades. Esto quiere decir que, básicamente, se sostienen con fondos públicos. Por este motivo se ven obligadas a recoger a todos los perros que aparezcan en su área de influencia. Aunque sea públicas, en ocasiones sale a concurso su adjudicación.

Esto explica que algunas estén dirigidas por asociaciones protectoras. Lo habitual es que cuenten con varios trabajadores y un veterinario y que funcionen en horario de mañana. Las protectoras, en cambio, son privadas. Son organizaciones no gubernamentales constituidas por particulares que voluntariamente recogen y cuidan de perros abandonados.

Los cargos que desempeñan normalmente no conllevan remuneración y los desarrollan en su tiempo libre. Pueden recoger perros de cualquier zona, pero no tienen la obligación legal de hacerlo. Algunas reciben subvenciones pero su fuente de ingresos principal son los socios y actividades como mercadillos. Trabajan las 24 horas los 365 días del año.

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Perrera vs Protectora ¿Mismos cuidados para los perros?

En las perreras la asistencia veterinaria es mínima. Aunque es habitual que cuenten con un veterinario en plantilla, muchas veces solo va unas horas. Y siempre resulta insuficiente para un número tan elevado de perros como 400 o 600, ya que, recordemos, se ven obligadas a recoger por encima de su capacidad.

Por eso, los perros enfermos, lesionados, los más cachorros, los lactantes o los ancianos tienen muchas posibilidades de fallecer. O de ser sacrificados. En cambio, las protectoras se hacen cargo de perros en cualquier situación. Crían a biberón a los más cachorros, operan fracturas, visitan especialistas, trabajan con etólogos, siguen tratamientos a largo plazo, etc.

Nada de esto sucede en las típicas perreras y supone un gran coste económico y logístico. Además, los perros en las perreras se entregan a cualquiera que pague el importe estipulado por adopción. Las protectoras siguen un protocolo y solicitan unos requisitos específicos antes de entregar un perro. Las protectoras no sacrifican.

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Las casas de acogida

Las perreras son recintos de mayor o menor tamaño que se dividen por patios y cheniles. Los suelos son de cemento y la comida puede consistir en huesos para todos. Los perros no salen a pasear o lo hacen ocasionalmente. Es fácil que se desborde la capacidad de las instalaciones. El hacinamiento produce conflictos que terminan en peleas y muertes.

Es un ambiente muy propicio para la transmisión de enfermedades infecciosas y parasitarias. Las protectoras también pueden disponer de este tipo de instalaciones pero algunas cuentan con otra forma de alojamiento. Se trata de casas de acogida temporal. Son domicilios de particulares que se encargan de cuidar a los perros mientras no encuentran hogar definitivo.

La protectora suele correr con los gastos y se encarga del seguimiento veterinario, la difusión y los trámites de adopción. De esta forma recogen perros que necesitan cuidados imposibles de dispensar en un refugio. Son lactantes, recién operados, enfermos o los que necesitan ayuda psicológica. Esto permite conocer bien al perro y aconsejar a futuros adoptantes.

¿Dónde adoptar un perro?

Comparadas las condiciones de vida de los perros alojados en perreras frente a las de los recogidos en protectoras, si nuestro deseo es ayudar de verdad, escogeremos la primera opción. Perros que han cumplido el plazo legal de mantenimiento, cachorros, enfermos o muy mayores corren el riesgo de fallecer o de ser sacrificados si están en una perrera.

Pero, en ocasiones, por nuestras condiciones particulares de vida necesitamos tener información sobre el perro para introducirlo en el hogar con suficientes garantías. En ese caso nos decantaremos por adoptar en una protectora. Y siempre podemos colaborar con ellas difundiendo, asociándonos o apadrinando a alguno de sus perros.

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