Insuficiencia cardíaca congestiva

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Llegados a los 8-10 años de vida, las probabilidades de que un perro padezca una insuficiencia cardíaca congestiva se elevan exponencialmente. Por ello, resulta esencial conocer cómo se manifiesta esta patología crónica para que tu perro reciba el oportuno tratamiento en cuanto detectes los primeros síntomas. Te mostramos toda la información sobre su diagnóstico, sus causas y las posibles pautas terapéuticas.

Insuficiencia cardíaca congestiva- Una enfermedad sigilosa

La insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) hace referencia al debilitamiento de las paredes o válvulas del corazón, lo que afecta a la capacidad del corazón de bombear la sangre al resto del organismo. Este bajo gasto cardíaco desencadena una respuesta neurohormonal que incrementa la frecuencia cardíaca, la retención de sodio y agua, así como la vasoconstricción y la hipertrofia de este órgano (cardiomegalia).

Suele ser más habitual en perros de edad media y avanzada. Aunque la ICC puede darse en cualquier raza, algunas son más propensas a padecerlas por causas genéticas, entre las que destacan las siguientes: Doberman, Dálmata, Bóxer, Cocker Spaniel, San Bernardo, Gran Danés y el Schnauzer gigante.

Entre los principales síntomas de esta patología destacan los siguientes:

  • Dificultad para respirar, tos o disnea
  • Apatía y fatiga.
  • Intolerancia al ejercicio
  • Aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial
  • Síncope o desvanecimientos
  • Cianosis (encías de color azulado por la falta de oxígeno)

En buena parte de los pacientes caninos, estos signos se evidencian cuando la patología ya está avanzada. De ahí, la necesidad de acudir al veterinario al menor indicio.

Dependiendo de la intensidad de dichos síntomas existen 4 grupos funcionales diferenciados que resultan orientativos al prescribir un tratamiento u otro:

  1. Grupo funcional I. La alteración cardíaca se muestra únicamente en las pruebas clínicas. No aparecen prácticamente signos clínicos.
  2. Grupo funcional II. En este estadío el animal comienza a mostrar incapacidad para realizar ejercicio, aunque sea de intensidad leve o moderada.
  3. Grupo funcional III. La fatiga está presente después de llevar a cabo actividades rutinarias y, en ocasiones, también en reposo.
  4. Grupo funcional IV. Se trata de la fase más severa, con un mayor índice de mortalidad y que precisa un tratamiento más complejo.

¿Cómo se origina la insuficiencia cardíaca?

Los desencadenantes están relacionados con una cardiomiopatía dilatada, o lo que es lo mismo, una patología que impide al corazón bombear la sangre correctamente. En los casos en los que el ventrículo izquierdo está dilatado cursa con retención de sangre en el pulmón, y cuando afecta al lado derecho, en cambio, suele observarse ascitis o abultamiento del abdomen por retención de líquido.

Las causas más frecuentes de esta patología son las siguientes:

  • Deficiencia funcional de las válvulas cardíacas por el “gusano del corazón” (dirofilariosis).
  • Arritmia.
  •  Aumento de la presión arterial.
  •  Infección de las válvulas cardíacas (endocarditis).
  • Neoplasia o tumor cardíaco.

Diagnóstico

El diagnóstico de la ICC comprende un conjunto de pruebas y analíticas que, en caso de que tu mascota se halle afectada, se deberían repetir semestralmente para supervisar su evolución.

En los casos más graves (grupos funcionales III y IV) será necesario mantener al animal hospitalizado y con oxigenoterapia. En el caso de ascitis, de deberá realizar un drenaje de la cavidad abdominal.

El diagnóstico consta de las siguientes pruebas:

  1.  Análisis de sangre para determinar la existencia del “gusano del corazón”.
  2.  Prueba de esfuerzo para examinar el comportamiento cardíaco y medir la presión arterial.
  3.  Radiografía de tórax.
  4.  Electrocardiograma y ecocardiograma.

¿En qué consiste su tratamiento?

El tratamiento de la ICC estará adaptado según el estadío del paciente. En cualquier caso, el objetivo último de la terapia siempre es aliviar los síntomas y prolongar su esperanza de vida. Ante todo, se debe reducir la concentración de sal en la dieta y reducir la actividad física para no sobrecargar el corazón. Si tu mascota está obesa y padece ICC, debes hacer que baje de peso, ya que ese sobrepeso agrava el problema.

Para el tratamiento médico se emplean los siguientes fármacos:

  • Diuréticos, para contrarrestar los edemas y derrames.
  • Glucósidos digitálicos para la arritmia.
  • Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensima II (IECAs) para paliar la vasoconstricción y la consecuente hipertrofia.
  • Beta bloqueantes, como el carvedilo, para hacer descender la frecuencia cardíaca y la demanda de oxígeno.

Como ves, se trata de una incapacitante patología que requiere ser riguroso en el cumplimiento del tratamiento. Así que si aprecias alguno de los síntomas anteriormente comentados, no dudes en acudir a tu veterinario para que pueda realizar las pruebas necesarias para confirmar la existencia de esta cardiopatía.

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