¿Por qué mi perro se muerde la cola?

Que un perro se muerda la cola es posible que nos parezca un comportamiento gracioso. Y puede serlo si se lo vemos a un cachorro en un momento puntual. En cambio, morderse la cola de manera reiterada es indicativo de la existencia de un problema.

A veces se debe a molestias físicas en la zona, pero el origen también se puede encontrar en problemas psicológicos. El veterinario y los expertos en conducta canina son los profesionales encargados de poner remedio a este comportamiento.

Los perros se persiguen y se muerden la cola

No es extraño que los perros se lancen a perseguir y morder su propia cola. Comienzan por observarla fíjamente unos segundos y, de repente, arremeten contra ella para sujetarla con la boca y mordisquearla. El ataque hace que la cola se mueva, alejándose y provocando que el perro inicie una persecución en círculos contra su propio cuerpo.

Un episodio de estas caracteristicas no tiene nada de patológico. Es más frecuente presenciarlo en cachorros. Al separarse de su madre y hermanos e instalarse en un nuevo hogar pueden verse, sobre todo los primeros días, algo desubicados. Dentro de su exploración del entorno y la búsqueda de estímulos, la cola surge como un objeto más.

Fuera de este tipo de episodios puntuales, perseguir y morder la cola de forma obsesiva indica un trastorno que hay que solucionar. El primer paso es acudir al veterinario por si se debiese a un problema de salud. Solo si el perro está sano podemos pensar en un trastorno psicológico. En ese caso se acude al etólogo o al experto en comportamiento canino.

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Parásitos comunes en perros

En ocasiones, el perro se persigue y se muerde la cola porque siente picor en la zona. Una causa habitual de prurito en la región anal son los parásitos internos. Algunos, como las tenias, eliminan fragmentos de aspecto similar a un grano de arroz que contienen sus huevos. Podemos detectarlos alrededor del ano y la base de la cola.

Aunque no detectemos parásitos, si nuestro perro es cachorro, lleva tiempo sin desparasitar o desconocemos si se ha desparasitado alguna vez, debemos considerar la posibilidad de una infestación. El veterinario nos dará el producto más adecuado para eliminar los parásitos. Por otra parte, la zona final del lomo es localización típica de pulgas.

El mordisqueo ahí es uno de los signos de su presencia. Igualmente, es el veterinario quien nos tiene que pautar un desparasitador, así como la frecuencia de su administración. Ten en cuenta que algunos perros desarrollan alergia a la saliva de las pulgas y sufrirán lesiones en la piel de la zona, además de pérdida de pelo.

Glándulas anales de los perros

Las glándulas anales son unos pequeños sacos que se disponen a ambos lados del ano. Se vacían en cada defecación, lubrican las heces y despiden el olor característico de cada perro. Cuando por algún motivo no se vacían o no lo hacen del todo pueden inflamarse e incluso infectarse.

Esto causa molestias que el perro intentará aliviar con la boca. Por supuesto, hay que acudir al veterinario. En los perros con propensión a sufrir este problema se hace necesario vaciar las glándulas manualmente con regularidad. Puede hacerlo el veterinario o enseñarnos a nosotros para que las vaciemos en casa.

Problemas óseos y neurológicos en perros

Un perro que sufre una fractura en la cola o algún tipo de lesión en los nervios periféricos puede sentir molestias que lo lleven a perseguirse y a mordisquearse la cola. Si sospechamos un daño de este tipo, debemos acudir al veterinario.

Los tumores en los perros

Un comportamiento como el de morderse la cola puede generarse por un tumor intracraneal o por hidrocefalia, que es la acumulación de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Algunas enfermedades como la meningoencefalitis también podrían producir la fijación del perro con la cola.

Por otra parte, enfermedades como el moquillo o el síndrome de Aujeszky se han señalado como causantes de mutilaciones de la cola en algunos ejemplares. En cualquier caso, todos estos trastornos requieren tratamiento veterinario.

Problemas de conducta en perros

Si morderse la cola se convierte en costumbre, una vez descartados problemas físicos, podemos pensar que estamos ante un trastorno de comportamiento. En concreto sería una estereotipia, que se define como la conducta que se repite de manera obsesiva en la misma secuencia y sin ninguna función.

En algunos ejemplares llega a ser tan grave que acaban haciéndose terribles heridas en la cola. Por eso es importante que entendamos que no es un juego y que hay que frenarlo cuanto antes. Ten claro que no se va a solucionar con castigos. Si lo hace es porque no lo puede controlar. Es su forma de expresar una frustración.

Por eso la conducta cesará si eliminamos el origen de su malestar y no le prestamos atención mientras la realiza para evitar reforzarla. Este problema puede afectar a todos los perros, pero se ha encontrado predisposición en el Pastor alemán y el Bull terrier.

Resolver problemas de conducta canina

Los perros necesitan unas condiciones de vida básicas para su bienestar físico y psicológico. Si estas no se cumplen surgen problemas de comportamiento que son la manifestación del estrés que está atravesando. Por tanto, para evitar que se muerda la cola, sigue estos consejos:

  • Tu compañía es fundamental, ya que el perro es un animal social. No se trata de pasar las 24 horas del día juntos, pero tampoco puede estar siempre solo ni mucho menos atado o encerrado.
  • Proporciónale estimulación a nivel físico, pero también mental, con paseos, excursiones, juegos de inteligencia, exploración, etc. Así combates el aburrimiento y la frustración.
  • Socialízalo, es decir, exponlo a todo tipo de estímulos, y edúcalo al menos en las órdenes básicas. Mantén siempre la coherencia en las normas que impongas. De esta forma se reduce su estrés y se facilita un aprendizaje en positivo y sin miedos.
  • Márcale un horario. Los perros necesitan vivir en un ambiente predecible.
  • Por supuesto, dale una alimentación adecuada, agua limpia y fresca a demanda, aséalo y llévalo al veterinario tanto para revisiones regulares como para tratar cualquier síntoma.

Estas medidas pueden solucionar trastornos de conducta leves o en fases iniciales. Si las cumples y tu perro no mejora o sus problemas de comportamiento son graves, recuerda que el etólogo o experto en conducta canina es el profesional al que te debes dirigir. En ocasiones también se pauta un tratamiento farmacológico.

Bibliografía
Carlson y Giffin. 2002. Manual práctico de veterinaria canina. Madrid. Editorial el Drac.
Signes, Miguel Ángel. 2011. «Estereotipias en el Canis familiaris». Portal Veterinaria.

María Besteiros

Auxiliar Técnico Veterinaria y presidenta de una protectora de animales. Desde niña mis intereses giraron alrededor de los animales, la lectura y la escritura, por eso me formé para ejercer como ATV y me doctoré en Filoloxía Galega. Además, estoy vinculada a la protección animal a través de protectoras. En la actualidad soy casa de acogida de siete perros y cinco gatos. Escribir sobre perros es una forma de compartir los conocimientos que he adquirido sobre ellos a lo largo de los años, a la vez que me permite unir mis profesiones.

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