Fijarnos en la nariz de nuestro perro puede darnos información sobre su estado de salud, por ejemplo, si tiene secreción nasal, alguna herida, masas o cambios de coloración. Pero, a pesar de los mitos que todavía circulan al respecto, la nariz no es un termómetro.
Por lo tanto, notar una nariz fría o, al contrario, más caliente de lo normal no quiere decir que el perro esté enfermo ni mucho menos que tenga fiebre. A continuación explicamos a qué se debe que toquemos fría la nariz de nuestro perro.
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La nariz del perro no es un termómetro
Insistimos, aunque todavía está muy difundida entre los cuidadores la idea de que tocar la nariz del perro es una buena forma de saber cuál es su temperatura, lo cierto es que no es verdad. Por lo tanto, no es buen criterio fiarse de la nariz para decidir acudir o no al veterinario. La única forma de saber si un perro tiene hiper o hipotermia es el termómetro.
A los perros se les puede tomar la temperatura corporal con un termómetro como el que utilizamos las personas. Hay que introducirlo, con cuidado, por vía rectal y tener en cuenta que la temperatura normal en esta especie es superior a la nuestra. Así, entre 37,8-39,2 ºC es el rango de temperatura que se considera normal para un perro adulto.
Una temperatura inferior a unos 36 ºC debe ponernos en alerta ante una posible hipotermia. En cambio, hablaremos de fiebre o de hipertermia cuando el perro sobrepasa de los 39 ºC. Se habla mucho de la fiebre como signo de enfermedad, pero la hipotermia es igualmente peligrosa y en ambas situaciones se debe buscar el consejo de un profesional.
La trufa de mi perro
La punta de la nariz del perro se conoce con el nombre de trufa. Puede ser negra, marrón, rosa o moteada. Está cubierta por piel diferente a la del resto del cuerpo. Se caracteriza por ser más gruesa y áspera tanto en la trufa como en las almohadillas de las patas. Con independencia de que la notemos fría o caliente, es habitual que esté húmeda.
Pero se trata solo de humedad, es decir, no detectaremos ninguna secreción. Se debe al líquido que producen las glándulas mucosas de la cavidad nasal. Esta humedad facilita la detección de olores. No hay que olvidar que el olfato es el sentido más importante para los perros. La humedad hace que la nariz esté fría al tacto. No implica ninguna enfermedad.
En ocasiones, podemos notar la trufa caliente o incluso seca debido a distintos factores, como la actividad, la humedad del ambiente, el estado de hidratación del perro o, también, la temperatura. Pero esto no significa que la trufa caliente y seca implique obligatoriamente fiebre. Para conocer la temperatura corporal sabemos que hay que usar un termómetro.
Causas de la nariz fría en perros
Las glándulas mucosas que tienen los perros en la cavidad nasal emiten una secreción que mantiene húmeda la trufa. No solo contribuye a potenciar el sentido del olfato, sino que también ofrece protección frente a agentes externos. Además, no es extraño que los perros se pasen la lengua por la nariz, mojándola.
Al igual que si de nuestro sudor se tratase, el líquido más caliente del interior del cuerpo en contacto con el aire del ambiente, a menor temperatura, se evapora. Esto produce un enfriamiento, que aumenta al ser una parte del cuerpo que no está cubierta de pelo. Por eso notamos la nariz fría casi siempre.
Otro ejemplo de enfriamiento sucede cuando el perro jadea. El jadeo es un mecanismo de autorregulación de la temperatura corporal, ya que los perros no disponen de tantas glándulas sudoríparas como nosotros para poder refrescarse a través de la piel. Durante el jadeo se produce evaporación en el intercambio de aire caliente por fresco.
Enfermedades de la nariz de los perros
Por lo tanto, una nariz fría no es sinónimo de enfermedad en el perro, al contrario, es, en principio, un signo de buena salud. Pero la trufa caliente tampoco implica necesariamente enfermedad. Así, no hace falta que nos fijemos en la temperatura de la nariz, pero sí hay cambios en ella que deben ponernos en alerta.
Algunas patologías producen síntomas que afectan a la trufa y otras son propias de la nariz. Por ello debes acudir al veterinario si la trufa de tu perro presenta lesiones como costras, cambia de color, se ve irritada o ha perdido el pelo de alrededor, tiene secreción, descamación, úlceras, sangrado, sequedad, engrosamiento, fisuras, etc.
Todos estos signos clínicos son indicativos de trastornos de la salud que solo el profesional podrá diagnosticar y, de ser el caso, tratar. Por ejemplo, la dermatitis, el vitíligo, la llamada nariz de nieve, la hiperqueratosis, la leishmaniosis, etc.