Escoger un buen nombre para nuestro perro no es una cuestión menor. Es importante que le dediquemos un tiempo de reflexión a seleccionar el más adecuado. No es para menos, ya que lo va a acompañar durante toda su vida.
Se recomiendan nombres cortos, sonoros y evitar aquellos que no sean apropiados para llamar al perro en el parque. Pero, ¿realmente el perro entiende su nombre? ¿Qué es lo que hay que hacer para enseñárselo? Lo resolvemos a continuación.
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Cómo elegir el nombre ideal para mi perro
Incluso antes siquiera de conocer al que será nuestro perro, es habitual fantasear con el nombre con el que lo vamos a llamar. No siempre es una tarea sencilla. Hay tantas posibilidades que nos costará decidirnos por uno. Puede ser buena idea contemplar al perro y nombrarlo haciendo alusión a alguna característica que lo hace especial.
Por ejemplo, un perro de color negro brillante puede llamarse Charol. A uno con melena peluda le iría bien ser León. También puede seleccionarse justo lo contrario. Así, un perro toy podría ser conocido como Titán. Estos tres nombres que hemos apuntado cuentan como característica común que son breves y sonoros.
Es importante decantarnos por nombres para perros claros y sencillos, de solo una o dos sílabas y con consonantes que suenen con fuerza, como la P, la R o la T. Se sabe que de esta forma facilitamos que lo aprenda y le evitamos confusiones.
Nombres prohibidos
Hay infinidad de nombres adecuados para poner a tu perro, pero algunos deberías descartarlos. Por muy bonito que sea un nombre, puede no ser adecuado para un perro. Por supuesto, nada de groserías, palabras malsonantes o bromas. Además, hay que evitar:
- Que coincida con otras palabras que el perro también deba conocer, como las órdenes básicas de obediencia o los nombres de los miembros del hogar.
- Que sea muy largo. Mandarina puede estar bien para una gata, pero será excesivamente largo para una perra.
- Que resulte difícil de pronunciar. Por ejemplo, en castellano, los que incluyan determinadas combinaciones de consonantes, como Gánster, o terminen en consonantes como la D.
Llamar a nuestro perro para que aprenda su nombre
Se sabe que los perros son capaces de aprender y de entender un importante número de palabras. Entre ellas, por supuesto, está su nombre. Normalmente no hay que hacer nada especial para conseguir que sepa cómo lo llamamos. Solemos referirnos a él por su nombre de forma natural cuando queremos que nos haga caso.
Como esta situación se va a repetir muchas veces a lo largo del día, lo habitual es que en muy poco tiempo el perro se haya dado cuenta de que esa palabra se refiere a él. Además, si en el momento en el que reacciona a su nombre recibe estímulos positivos, estamos contribuyendo a que lo aprenda mucho más rápido.
Se sabe que el aprendizaje canino se motiva cuando premiamos sus aciertos e ignoramos sus errores.
Por ejemplo, si dices el nombre de tu perro y este te mira o se acerca a ti y tu reacción es positiva, aprenderá enseguida que ese es el comportamiento que buscas.
Si lo premias justo en ese momento, obtiene un beneficio que lo anima a repetir esa conducta.
¿Cuánto tarda un cachorro en aprender su nombre?
En general, el reconocimiento del nombre es un proceso rápido, sobre todo por lo que hemos dicho. Es decir, llamamos al perro por su nombre un montón de veces al día, con lo que tiene muchísimas oportunidades de aprendizaje. Además, hay que unirlo a que en los primeros días con el perro lo normal es que le prestemos mucha atención.
En otras palabras, no solo lo llamaremos un montón de veces, sino que lo acariciaremos, le daremos premios, etc. Por lo tanto, casi sin darnos cuenta, lo que hacemos es facilitar que nos asocie a nosotros mismos, pero también a su nombre, con experiencias altamente positivas. Es justo lo que se necesita para potenciar su aprendizaje.
Por lo tanto, en tan solo unos días es habitual que el perro consiga establecer la relación entre su nombre y él mismo, aunque puede haber diferencias entre ejemplares según su capacidad de aprendizaje. Puede costar más si se trata de un cachorro muy pequeño o de un perro que acabamos de adoptar y es probable que haya tenido ya otro nombre.
¿Cómo cambiar el nombre de mi perro?
Sobre el punto que acabamos de mencionar, decir que es una situación bastante habitual entre los adoptantes. Es de lo más frecuente que el perro que adoptemos, aunque sea cachorro, haya vivido en un hogar donde se le designaba por otro nombre o nos lo hayan dado ya con un nombre puesto.
En estos casos no hay problema en que se lo cambiemos, tal y como lo hemos explicado, es decir, repitiéndolo y haciendo que lo asocie a sensaciones positivas para él. De hecho, si el perro llega de una situación de maltrato, es conveniente modificar el nombre porque va a estar asociado a la negatividad de su vida pasada.
Puede que le cueste aprender su nuevo nombre algo más que si fuese el primero, sobre todo si el cachorro ya tiene unos cuantos meses de edad. Es lógico porque habrá interiorizado el antiguo. Pero con repeticiones, premios y el establecimiento de un vínculo adecuado con él aprenderá el nuevo en poco tiempo.