¿Pueden los perros comer patatas?

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La patata es un alimento muy habitual presente en muchos hogares, por lo que hay muchos perros que pueden tener acceso a ellas. Mucha gente no sabe si es recomendable que los perros coman patata, o si tiene algún tipo de efecto perjudicial.

Los perros tienen una alimentación omnívora, por lo que pueden alimentarse de una variedad muy amplia de alimentos, incluidos vegetales y frutas, por lo que hay muchos alimentos que comemos los humanos que forman parte de la dieta de nuestro perro.

Sin embargo, hay algunos alimentos de consumo habitual en los humanos pero que pueden resultar tóxicos para el perro, así que es necesario saber si podemos dárselos de comer o no. Por esa razón, en este artículo de Soy un perro vamos a responder a esta duda.

Características nutricionales de las patatas

La patata es rica en almidón (carbohidratos o glúcidos), en vitamina C, B3 o niacina, y en minerales como el potasio, el fósforo o el magnesio. Sin embargo, las partes verdes de las patatas son tóxicas, ya que contienen una sustancia denominada solanina, cuyo consumo excesivo puede producir efectos nocivos sobre nuestro perro que veremos a continuación.

Beneficios de la patata en la alimentación de un perro

Los perros, al igual que los humanos, sí pueden comer patatas, aunque nunca debería ser el ingrediente principal de su dieta, ya que su sistema digestivo está más adaptado a digerir la proteína y los lípidos (grasas) antes que el almidón.

Por ejemplo, podríamos incluirla de forma temporal como parte de una dieta blanda en el caso de que nuestro perro sufra de diarreas o vómitos, antes de volver a su alimentación habitual. La patata se puede incluir también como ingrediente en las dietas de perros con alguna alergia alimentaria o en las dietas de exclusión, que se prescriben cuando se sospecha que existe este problema.

La patata también es un ingrediente habitual en el pienso para perros, por el contenido energético que proporciona el almidón. Sin embargo, lo ideal es que, por su sistema digestivo más adaptado a una dieta rica en carne, esta energía la obtengan principalmente de la grasa y las proteínas, por lo que la patata es un ingrediente que se suele incluir en los piensos de gama baja y media. Un pienso de calidad debería tener un contenido en patata nulo o muy bajo.

Efectos nocivos de la patata en la dieta canina

Las partes verdes de la patata, así como el tubérculo crudo (la parte comestible), pueden contener una alta concentración de solanina, un glucoalcaloide presente en algunas plantas, cuya ingesta en grandes cantidades es potencialmente tóxica. Este compuesto también está presente en otros vegetales comestibles como el tomate o la berenjena, en mayor o menor medida.

Para evitar esto, debemos pelar y cocinar bien la patata, lo que ayuda a eliminar en gran medida la cantidad de solanina, y por tanto, el riesgo de intoxicación. En definitiva, no es recomendable alimentar a nuestro perro con patatas crudas o permitir que tenga acceso a ellas, especialmente si es muy glotón.

La solanina actúa inhibiendo la enzima acetilcolinesterasa, lo que aumenta los niveles de acetilcolina (un neurotransmisor). Los síntomas de intoxicación por solanina se manifiestan principalmente a nivel gastrointestinal (vómitos y diarreas), aunque una intoxicación aguda puede dar lugar a síntomas más graves que se manifiesten a nivel nervioso (convulsiones, cefalea).

El tratamiento de la intoxicación aguda por solanina consiste en la inducción del vómito mediante eméticos, en realizar un lavado gástrico o en la administración de carbón activado para disminuir la absorción del tóxico. Sin embargo, esto sólo es efectivo si se realiza antes de que se produzca la absorción y cuando la ingesta de solanina es reciente.

Una vez absorbido el alcaloide tóxico, por desgracia, no existe ningún antídoto cuya administración disminuya los signos clínicos y hay que esperar a que los efectos desaparezcan (generalmente en unos pocos días). El tratamiento consiste en terapia de sostén, que incluye la administración de suero (fluidoterapia) y otros fármacos. En cualquier caso, la muerte causada por intoxicación por solanina es muy rara, así que no debemos preocuparnos en exceso por esto.

Los perros no deben comer patas fritas ni procesadas

Las patatas fritas o de bolsa, no son un alimento saludable para las mascotas. Su alto contenido en grasas puede predisponer la aparición de pancreatitis (inflamación del páncreas), que es una patología grave en el perro. Piensa que un puñado de patatas fritas, aunque para una persona adulta puede (de manera ocasional) no representar ningún problema, para un perro pequeño puede ser muchísimo, por lo que no conviene tomarse esto a la ligera.

Es importante llevar cuidado de no dejar nunca a su alcance bolsas de patatas o este tipo de comidas procesadas. Por ejemplo, en la cocina intentaremos colocarlas siempre en armarios elevados en lugar de los inferiores, para evitar que, en un descuido, nuestra mascota consiga acceder a ellos y darse un atracón que puede resultar muy perjudicial para ellos.

Lo mismo pasa con el resto de alimento con alto contenido graso. Aunque nuestro perro acuda a nuestro lado cada vez que nos sentamos a la mesa y nos mire con ojos suplicantes para que le demos algo, tenemos que ser estrictos con esto y no darles comida que pueda ser perjudicial para ellos. Si lo hacemos, al final se acabará convirtiendo en un hábito y será más difícil que deje de hacerlo.

Piensa además que si cada miembro de la familia lo hace, al final muchos “bocaditos” acabarán convirtiéndose en un montón de comida que puede provocarles problemas gastrointestinales y, en casos graves, una pancreatitis aguda, que se manifiesta con vómitos y dolor abdominal intenso, y puede llegar a ser potencialmente mortal. No hay que subestimar por tanto este problema.

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