Perros sin fuerza en las patas traseras ¿Qué les sucede?

Que un perro pierda fuerza en sus patas traseras puede deberse a infinidad de causas. Intoxicaciones, problemas neurológicos, sistémicos, traumatismos, etc. pueden afectar a las patas traseras e impedir el normal deambular del animal.

Al existir tantas posibilidades diagnósticas la visita al veterinario es obligada para poder iniciar un tratamiento. A continuación ofrecemos una muestra de las patologías más comunes detrás de este trastorno.

Debilidad en las patas traseras por intoxicación

El cuadro clínico que provoca una intoxicación o envenenamiento va a depender del tipo de tóxico, de la vía de contacto, de la cantidad y de las características del perro. Algunos desencadenan un cuadro neurológico.

Destacan síntomas como hipersalivación, movimientos involuntarios de los músculos o debilidad en las patas traseras. Se trata de una urgencia veterinaria ya que, en función de los factores que hemos señalado, puede ser mortal.

Falta de fuerza por hipotiroidismo

El hipotiroidismo es una enfermedad que se produce cuando la glándula tiroides no segrega suficientes hormonas. El perro afectado presentará diferentes síntomas, siendo los más comunes el escaso crecimiento del pelo, la alopecia, el aumento de peso, la ausencia de celo, etc.

Esta patología también se ha asociado a miastenia grave, un trastorno que afecta a la transmisión de los impulsos nerviosos. Esto produce debilidad muscular generalizada que, sobre todo, se hace visible en las patas traseras. Ambas enfermedades necesitan medicación.

Insuficiencia hepática

Cuando el hígado falla son varias las toxinas que se acumulan en el organismo. Esto puede originar una encefalopatía hepática, que es una inflamación del cerebro. Entre sus síntomas está la descoordinación, la debilidad, los cambios de comportamiento o la hipersalivación.

El tratamiento pasa por controlar la sintomatología, evitar en lo posible que se repita la encefalopatía y buscar la causa que está detrás de la insuficiencia hepática. Hay diferentes circunstancias que pueden dañar el hígado.

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Hemorragias cerebrales

Cuando se produce un sangrado intracraneal tanto dentro como fuera del cerebro, por ejemplo por un golpe fuerte, se forman coágulos que van a presionar diferentes zonas. El perro presentará un nivel de conciencia reducido, la pupila dilatada y debilidad o, directamente, parálisis en una o más extremidades. Es un urgencia.

Encefalitis

La encefalitis es la inflamación del cerebro, lo que produce fiebre, cambios de comportamiento, depresión, deambular descoordinado, convulsiones o, en casos más graves, coma. Es una urgencia pues puede asociarse a enfermedades tan graves como el moquillo, la rabia, la pseudorrabia o el herpesvirus.

Parálisis por garrapatas

La saliva de algunas garrapatas contiene un tóxico que afecta a los nervios, causando debilidad y parálisis. El cuadro clínico comienza aproximadamente a la semana de la picadura. La debilidad es progresiva y puede provocar una parada respiratoria. Es una urgencia.

Botulismo

Se trata de una enfermedad que causa parálisis. Se debe a las neurotoxinas que produce la bacteria Clostridium botulinum. Los perros se contagian al comer carroña en descomposición o alimentos mal enlatados. El pronóstico depende de la evolución de la enfermedad.

Hipocaliemia

Hace referencia a un bajo nivel de potasio en la sangre. Provoca una debilidad muscular generalizada. Puede tratarse administrando potasio y controlando la causa. Hay varias como vómitos intensos, uso de diuréticos, síndrome de Cushing o cetoacidosis diabética, que es una complicación grave de la diabetes.

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Lesiones de la médula espinal

La médula puede lesionarse por accidentes de coche, caídas o disparos. Esto produce síntomas como dolor, debilidad o parálisis en las patas, pérdida de sensibilidad en las extremidades, tropiezos al andar, incontinencia, etc. El perro no puede sostenerse sobre sus patas traseras. Es una emergencia y el pronóstico es reservado.

Hernias discales en el lomo

Más habituales en razas pequeñas y sobre todo en el teckel, los signos aparecen entre los 3 y los 6 años. Pueden hacerlo de manera gradual o de repente. Destaca el dolor, la renuencia a saltar o escalar, la debilidad, la cojera, los tambaleos al andar, el temblor e incluso la parálisis total de las patas traseras. Requieren medicación y, en ocasiones, cirugía.

Eclampsia o paresia puerperal

Se produce en perras debido a bajos niveles de calcio en sangre unas semanas después del parto. Más común en razas pequeñas, camadas numerosas, madres malnutridas o las que han consumido suplementos de calcio durante la gestación. La perra está ansiosa, respira rápido, sus mucosas empalidecen y anda descoordinada. Es una urgencia.

Hipoglucemia

Es el bajo nivel de glucosa en la sangre. Se distingue por depresión, tambaleo al andar, debilidad muscular y temblores. En casos graves se producen convulsiones e incluso la muerte. De ahí la urgencia por acudir al veterinario ante cualquiera de los signos mencionados. Necesita tratamiento y buscar la causa.

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¿Cómo curar a un perro que no tiene fuerza en las patas traseras?

Como la debilidad de las patas traseras tiene tantas causas posibles es imprescindible realizar un buen diagnóstico. Para ello es importante que le expliquemos al veterinario cómo se ha presentado la debilidad en las patas del perro y si hemos percibido algún otro síntoma.

El profesional realizará las pruebas pertinentes para conseguir dar con la causa, ya que solo a partir de ella es posible instaurar un tratamiento y ofrecer un pronóstico sobre su evolución. De ahí la importancia de acudir al centro veterinario al primer síntoma. De hecho, varias de estas patologías suponen verdaderas emergencias.

Bibliografía
Carlson y Giffin (2002): Manual práctico de veterinaria canina. Madrid: Editorial el Drac.
Martínez y Monaldi (2018): Debilidad episódica de origen neuromuscular en perros. Portal Veterinaria. 14 agosto 2018.

María Besteiros

Auxiliar Técnico Veterinaria y presidenta de una protectora de animales. Desde niña mis intereses giraron alrededor de los animales, la lectura y la escritura, por eso me formé para ejercer como ATV y me doctoré en Filoloxía Galega. Además, estoy vinculada a la protección animal a través de protectoras. En la actualidad soy casa de acogida de siete perros y cinco gatos. Escribir sobre perros es una forma de compartir los conocimientos que he adquirido sobre ellos a lo largo de los años, a la vez que me permite unir mis profesiones.

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