El momento del parto es siempre delicado y es habitual que, como cuidadores de una perra gestante, nos surjan dudas sobre cómo manejarlo. A continuación vamos a explicar todos los puntos a tener en cuenta para que resulte exitoso.
Informarnos sobre la gestación, el desarrollo del parto o la lactancia nos ayudará a entender el proceso maternal de la perra y a detectar cualquier problema que deba ser puesto en conocimiento del veterinario ¿Preparad@?
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La perra en gestación
Lo primero que debemos saber si convivimos con una perra que está esperando cachorros es que el período gestacional en esta especie dura una media de 63 días. Esto nos ayudará a preparar el momento del parto.
Para que sea un éxito y termine bien tanto para la madre como para los cachorros es muy importante que durante la gestación la perra reciba una alimentación adecuada a sus nuevos requerimientos nutricionales. Es adecuado un menú para cachorros.
La perra debería estar correctamente desparasitada externa e internamente y vacunada. Si esto no ha sido posible, debemos acudir al veterinario para que decida qué actuaciones pueden realizarse. También es importante que este profesional nos paute un seguimiento para asegurarnos de que la gestación marcha correctamente.
Preparando el parto
Cuando se acerca el final de la gestación podemos percibir en la perra conductas de búsqueda. Se debe al instinto de anidación, es decir, a la necesidad de encontrar un lugar tranquilo y resguardado de depredadores, llamado nido, para traer a los cachorros al mundo.
Podemos ayudarla proporcionándole un cama en un sitio fuera del tránsito del hogar. Una caja con mantas o toallas cubiertas por empapadores puede ser ideal. Vigilaremos que no sean muy mullidas para evitar el riesgo de ahogo de los cachorros.
De todas formas debemos saber que es posible que nuestra perra rechace la opción que le proponemos y se decida incluso por lugares que a nosotros nos parezcan inadecuados, como el interior de un armario. En estos casos podemos intentar que cambie de opinión, siempre sin obligarla, o trasladarla una vez haya parido.
La importancia del estrés
Para que el parto comience y transcurra con normalidad el organismo de la perra debe segregar una serie de hormonas que son las que inician las contracciones. Estas hormonas, entre las que destaca la oxitocina, necesitan que la perra esté tranquila para fluir y se inhiben en situaciones de estrés.
Por ello resulta imprescindible no agobiar a la perra. Aunque el parto y los cachorros suscitan la atención de adultos y pequeños debe primar el bienestar de la familia. Así, evitaremos manipular a la perra y a la camada, al menos hasta que los cachorros comiencen a interaccionar con el entorno, hacia las 3-4 semanas de vida.
Y, del mismo modo que es esencial la tranquilidad durante el parto, para la lactancia también es imprescindible que la perra segregue oxitocina. Esta hormona propicia la salida de la leche. Una perra estresada, aunque tenga leche, tendrá dificultades para amamantar.
Las fases del parto
Poco antes del parto es habitual que notemos a nuestra perra inquieta. Deja de comer y rasca el suelo como buscando algo. Son señales de que el parto se acerca. Es momento para asegurarnos de que el nido está preparado, que nada perturba a la perra y que tenemos el teléfono de urgencias veterinarias a mano, por si acaso.
El parto, que acostumbra a ser nocturno, comienza con una fase de contracciones que suele pasarnos desapercibida. Sirve para ir preparando el canal del parto para la salida de los cachorros. Cuando las contracciones se intensifican estamos ya en la segunda fase. La perra jadeará, notaremos que hace fuerza y algunas pueden vomitar.
A partir de ese momento la perra entrará en expulsivo y los cachorros comenzarán a nacer de uno en uno. La tercera fase consiste en la expulsión de la placenta. La duración del parto es variable. Pueden llegar a durar unas 12 horas. Los cachorros nacen a intervalos de 15 minutos a 2 horas. La perra los limpia, come las placentas y corta los cordones umbilicales.
Signos de alerta
La mejor ayuda que podemos prestar a una perra a la hora de parir es proporcionarle tranquilidad y comodidad. Pero esto no implica que nos desentendamos de ella. Hay que controlar que todo discurra con normalidad.
Si apreciamos signos como los siguientes se hace imprescindible contactar de inmediato con el veterinario:
- La perra hace esfuerzos evidentes durante 30-60 minutos pero no pare.
- Aparecen secreciones purulentas, verdosas o sangrados vaginales.
- Vemos que un cachorro se ha quedado atascado en la vulva.
- Sospechamos que falta algún pequeño por nacer.
- Han pasado más de 63 días y no ha comenzado el parto.
- Fiebre.
- Debilidad general.
La cesárea
Algunos de los signos de alerta que hemos descrito van a terminar en cesárea. Además, en perra de razas braquicéfalas o muy pequeñas como los chihuahuas, debemos saber que los nacimientos suelen ser por esta cirugía.
Las modificaciones anatómicas que han sufrido estos ejemplares han hecho que la cabeza de los cachorros sea más grande que el canal del parto, imposibilitando los partos naturales. El seguimiento veterinario en estos casos es obligado.
¿Una perra tiene que tener cachorros?
Por último, aunque todavía circula esta idea, las perras no tienen que tener ninguna camada para ser felices, ni a nivel físico ni al psicológico. Teniendo en cuenta el elevado número de animales abandonados y maltratados, la esterilización de nuestros perros forma parte de una tenencia responsable.
Bibliografía
Carlson y Giffin (2002): Manual práctico de veterinaria canina. Madrid: Editorial el Drac.