Esta raza criolla es muy poco conocida fuera de su Cerdeña natal. Los agricultores sardos valoran tanto a sus Dogos que no los venden por temor a que la raza desaparezca. Los criadores locales de Dogo Sardo, por su parte, están más interesados en potenciar sus excelentes cualidades como perro guardián que en formar un club de raza o en recibir reconocimiento.
No obstante, su popularidad está ganando adeptos en la Italia continental, habida cuenta de su valentía y ferocidad como perro protector, tanto de personas como de posesiones. Su expresión facial denota una personalidad incisiva en permanente estado de alerta. Estamos seguros de que tras conocerlo en estas líneas, el Dogo sardo no te dejará indiferente.
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Características del Dogo sardo
Estos canes son grandes, de complexión compacta con pecho ancho, cuello potente y extremidades fuertes. Pese a su envergadura, su porte es atlético y se desenvuelven con suma agilidad. No poseen un estándar estable, pero si algo los caracteriza es la posición frontal de sus ojos. Estos son pequeños, redondos, de color ámbar y muy vivos.
La cabeza es grande, cuadrada, con mordida en tijera y con las mejillas pronunciadas. El hocico es negro y más corto que el cráneo. Las orejas son medianas y suelen plegarse a ambos lados de la cabeza. Aunque es una práctica ya en desuso, los agricultores sardos se las solían recortar.
La cola es larga y se le suele acoplar un tocón corto para recortarla. Un gesto que contribuye a dotarlo de una apariencia más agresiva. El 30 % de los Dogos sardos son rabicortos de manera natural. El pelo es corto, liso, grueso y áspero. En los machos su extensión se alarga en la zona del cuello dando lugar a una suerte de melena.
El temperamento del Dogo sardo
Si por algo es apreciado este perro es por su valentía y plena dedicación hacia quienes considera que son su manada. Son extraordinarios como perros guardianes y de defensa personal. No dudarán en protegerte con su vida si fuera menester. No son muy adecuados para familias con niños menores de 10 años porque tienen a ser muy dominantes.
Lo mismo podemos decir de la convivencia con otros perros. Por su fuerte territorialidad no hacen buenas migas con otros perros. Si quieres compañía canina para un Dogo sardo que sea un solo perro y del sexo opuesto, se llevarán mejor. Sin embargo, si desde cachorro se ha acostumbrado a vivir con otras mascotas (gatos, conejos, etc.) los protegerá.
Son sumamente desconfiados con los extraños y su reacción defensiva no se hará esperar. Pese a su inteligencia no son fáciles de adiestrar. Necesitarás más paciencia y dedicación que con otras razas. Para educarlo y socializarlo deberás emplear sesiones cortas y el refuerzo positivo. Por contra, se desvivirá por complacerte como mascota 100 % leal.
¿Qué cuidados requiere el Dogo sardo?
Su mantenimiento es muy simple. Deberás cepillarlo cada semana o cada 10 días, cortar sus uñas con regularidad, así como higienizar sus orejas y ofrecerle actividad física intensa a diario. Un mínimo de 1 hora al día, y si es más, mucho mejor. De este modo, prevendrás la irascibilidad, las conductas destructivas y los ladridos persistentes.
Será el perro más feliz del mundo si le permites correr a sus anchas en un espacio verde. Un jardín acotado o una casa de campo son su vivienda idónea. El Dogo sardo no es un perro apropiado para vivir en un apartamento urbano. Sí este es tu caso, te exigirá intensificar la dosis de salidas y de ejercicio físico diario.
En cuanto a la alimentación, al tratarse de una raza grande deberás racionar la dosis diaria recomendada en varias tomas a lo largo del día para mantener a raya la obesidad, así como asegurarte de que obtiene las proteínas, los minerales y los carbohidratos que reclaman sus órganos. Los suplementos de Omega 3 cuidarán de sus articulaciones.
Historia de la raza
Existen multitud de teorías sobre la creación de esta raza. No obstante, son dos las más asentadas entre los especialistas. La primera apunta a su parentesco con el Mastín napolitano y el Cane corso. La segunda, a los comerciantes griegos, minoicos y fenicios que los pudieron introducir en Cerdeña hace 7000 años.
Un estudio genómico realizado en 2016 concluyó que el Dogo sardo podría estar emparentado con los perros zarpales de Oriente Medio, como el Saluki, y con los mastines de Hungría (el Komondor). A su vez, existen registros escritos del 1800 en los que se alude a estos perros como aliados de los bandidos sardos en sus robos.
Estos canes son muy valorados por los sardos que históricamente los han empleado para pastorear, cazar y proteger su ganado y su familia de lobos, zorros e invasores. Incluso, el ejército italiano los utilizó en 1912 en la campaña libia. Ante la introducción de otras razas especializadas en cazar cerdos salvajes los Dogos sardos ya no son empleados para cazar.
Curiosidades del Dogo sardo
Esta raza recibe infinidad de nombres: Moloso sardo, Dogo sardesco, Pertogatzu, Sorgolinu, etc. No está reconocida por la Federación Cinológica Internacional (FCI), algo que no parece preocupar a sus criadores ni a la población sarda en general. Para ellos lo prioritario es conservar la raza dentro de la isla por su valor como perro protector.
Se tiende a confundir al Dogo sardo con el Fonnese pastore y con el Fonnese Mastino. El primero es otra raza de Cerdeña de pelo largo empleada para el pastoreo mientras que el segundo es fruto del cruce del Fonnese pastore con el Dogo sardo o Pertiatzu cani, como lo llaman los autóctonos.