Las pulgas son esos desagradables insectos saltarines que pueden atacar a nuestro perro. Se alimentan de su sangre y son sus picaduras las que provocan picor e incluso una reacción alérgica que puede causar lesiones considerables en la piel.
Además, parte del ciclo de la pulga se produce fuera del perro, en el ambiente. Esto dificulta su erradicación y facilita que se conviertan en un problema, incluso para nosotros, ya que pican también a los humanos. A continuación te explicamos cómo detectarlas.
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¿Cómo identificar una pulga?
El primer paso es saber cómo es una pulga para poder identificarla si la vemos. Se trata de un insecto perfectamente visible sin necesidad de ningún aumento. Tiene el cuerpo aplanado para moverse entre el pelo y las patas traseras bien desarrolladas. Son de color negro o con el abdomen pardo-rojizo. Pueden verse sobre el perro o en el ambiente.
Normalmente, si intentamos capturarlas, se escabullirán rápidamente entre el pelo o saltarán. En cualquier caso, no nos quedará duda de que se trata de una pulga. En ocasiones es posible encontrar sus larvas, que se ven como muy pequeños gusanitos blancos, en rendijas del suelo, ya que solo los ejemplares adultos estarán sobre el animal.
Si vemos uno de estos parásitos no habrá duda de que nuestro perro tiene pulgas. Aunque solo sea una, recuerda que habrá huevos y larvas desarrollándose en el ambiente. Acude rápido a tu veterinario para pautar la desparasitación más adecuada para tu perro.
¿Cómo son los excrementos de pulgas?
A veces sospechamos de la presencia de pulgas pero no conseguimos ver ninguna. En ese caso tenemos otra opción, que es buscar sus restos. Las pulgas pican al perro para alimentarse de su sangre. Las picaduras pueden ser visibles como pequeñas marcas rojas en zonas del cuerpo con menos pelo, como el abdomen.
Además, las pulgas liberan sus excrementos sobre el perro. Estos contienen sangre digerida y se ven como bolitas negras muy pequeñas. Como arenilla. Si son blancas pueden ser huevos. Se encuentran en el cuerpo del perro o en sus lugares de descanso, pues tienden a caer al suelo al ser alimento para las larvas que crecen en el medio.
Levantando el pelo pueden observarse, sobre todo encima del lomo, cerca del inicio de la cola. También es posible pasar un peine para recogerlas. La forma de asegurarnos de que son excrementos de pulga es mojándolas. Con el agua se deshacen y se aprecia perfectamente la sangre. En ese caso no habrá duda de que nuestro perro tiene pulgas.
Síntomas de infestación por pulgas en el perro
Un perro con pulgas puede presentar algunos signos clínicos que deben ponernos en alerta. Además de las marcas que se corresponden con las picaduras, no siempre visibles, el principal síntoma es el picor, que puede ser más o menos intenso. Un perro puede rascarse de vez en cuando, como nosotros. Pero si se rasca más de lo normal, hay que sospechar.
El rascado y el lamido habitual acaba dañando la piel hasta provocar heridas de diversa consideración. Además, en estas zonas también se caerá el pelo. Sin tratamiento la piel puede llegar a infectarse. Por lo tanto, independientemente de localizar pulgas o sus restos, un perro que se rasca mucho y tiene calvas y heridas apunta a la presencia de pulgas.
De todas formas hay que tener presente que la intensidad del prurito o de cualquier otro signo no siempre se relaciona con la cantidad de pulgas. El cuadro varía mucho según el ejemplar. Pueden verse casos de perros muy infestados que siguen tan normales, mientras que otros, con una única picadura, desarrollan una alergia considerable.
Dermatitis alérgica a la picadura de pulgas
Y el punto de la reacción alérgica es muy importante para averiguar si nuestro perro tiene o no pulgas. Son muchos los ejemplares que sufren de la llamada dermatitis alérgica a la picadura de pulga o DAPP. Sucede en perros con hipersensibilidad a un componente de la saliva de las pulgas. Por eso basta una única picadura para que se desencadene.
Los perros afectados presentarán unos cuadros clínicos muy característicos. Estos pueden hacernos pensar que muy probablemente sufre de pulgas. Pero otras patologías podrían cursar de forma parecida. Por eso lo mejor es ir al veterinario para que sea él quien diagnostique y trate. Los signos que suelen causar las pulgas en la DAPP son:
- Lesiones en la piel debidas al rascado, como enrojecimiento, erosiones, pérdida de pelo o pelo de color rojo marronáceo en las zonas en las que el perro se lame con frecuencia.
- Los daños están localizados sobre todo en la zona lumbosacra, que comprende el final del lomo y la base de la cola. Pero también pueden verse en la región abdominal y perineal.
- Es más probable que aparezca esta sintomatología en época de pulgas, aunque en los hogares con calefacción el período durante el que están activas se prolonga todo el año.
- Si transcurre tiempo sin tratamiento la piel afectada acaba engrosándose y oscureciéndose.
- Esta alergia acostumbra a aparecer entre los 3-6 años de edad. Otro dato a tener en cuenta a la hora de pensar en la presencia de pulgas en nuestro perro.