Eutanasia en perros ¿Cuando se debe aplicar?

La eutanasia resulta un tema controvertido a diferentes niveles. La palabra eutanasia, utilizada de manera habitual como sinónimo de sacrificio, hace referencia a un procedimiento clínico que es posible realizar en medicina veterinaria.

Pero que un veterinario pueda eutanasiar a un perro no implica que sea ético hacerlo en cualquier circunstancia. Por eso es importante entender qué significa realmente eutanasiar y en qué casos se puede aplicar ¿Comenzamos?.

Eutanasia vs. sacrificio

Etimológicamente, podemos definir el término eutanasia como bien morir. La Real Academia Española lo define, en concreto, como la aceleración de la muerte de un enfermo incurable con el objetivo de impedir que sufra. Al contrario, sacrificar es, simplemente, matar a un animal.

En el ámbito de la veterinaria no es extraño escuchar ambas palabras como sinónimas. Pero el matiz que las diferencia es muy importante si queremos entender el procedimiento clínico que supone la eutanasia.

De hecho, la confusión entre eutanasia y sacrificio lleva a que algunas personas acudan a las clínicas solicitando al veterinario que eutanasie a perros completamente sanos. Esto en ningún caso podría llamarse eutanasia. Es un sacrificio y el veterinario no debería acceder.

¿Cuando es posible aplicar la eutanasia?

Volviendo a la definición de eutanasia, el primer requisito para aplicarla es encontrarnos ante un perro enfermo. Pero no sirve cualquier enfermedad, por mucho que esta sea crónica, implique un costoso o complejo tratamiento o una intervención quirúrgica. La enfermedad que afecte el perro debe ser, en primer lugar, incurable. Pero no solo.

Por ejemplo, un perro con una enfermedad renal no tiene tratamiento que pueda devolverle la funcionalidad a sus riñones. Pero sí es factible mantenerlo con una buena calidad de vida durante meses o incluso años. Por eso, el otro factor determinante para hablar de eutanasia es que la dolencia cause un sufrimiento tal que no sea posible aliviarlo con nada.

Sin cura y con dolor, es habitual que el propio veterinario nos hable de eutanasia. Teniendo en cuenta las patologías que pueden desembocar en el fallecimiento, estadísticamente es más habitual tener que eutanasiar a un perro viejo. Pero accidentes de gravedad o enfermedades infecciosas son causas de eutanasia que pueden afectar a perros jóvenes también.

¿Cuándo decidir si eutanasio a mi perro?

La decisión de eutanasiar al perro es la más dura que vamos a tener que tomar por él. Y solo sobre nosotros recae la responsabilidad de decidir. Lo ideal es guiarnos por los mismos aspectos que tiene en cuenta el veterinario. Esto es, enfermedad incurable y sufrimiento imposible de paliar. Fuera de estas circunstancias se llama sacrificio. No nos engañemos.

Cuando nuestro perro ya no pueda llevar su vida normal, sabremos que se acerca el momento de la despedida. Ofrecerle su comida favorita, llevarlo a un lugar que le guste especialmente y, sobre todo, permanecer a su lado con caricias y palabras amorosas es lo que podemos hacer por nuestro perro antes de la eutanasia.

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¿Cómo es el proceso de la eutanasia?

Una vez tomada la decisión, el veterinario procederá a sedar al perro. De esta manera, se quedará profundamente dormido sin sentir ningún dolor. Es en ese momento en el que se administra, en general de forma intravenosa, el fármaco eutanásico. Para ello, si no la tiene ya, se le colocará una vía en una pata delantera.

Con menos frecuencia la eutanasia puede hacerse mediante inyección intracardíaca. En cualquier caso, el objetivo del eutanásico es detener el corazón. Sin sufrimiento. Tras unos minutos, el veterinario auscultará al perro para confirmar que no hay latido. Ha fallecido.

¿Qué pasa después de la eutanasia?

Según la legislación de nuestra localidad, tendremos diferentes opciones tras la muerte de nuestro perro. Si disponemos de jardín en algunos casos vamos a poder enterrarlo en él o en cualquier terreno de nuestra propiedad.

Otra opción es la incineración, que puede hacerse de forma colectiva o individual. En este último caso podemos solicitar que nos entreguen las cenizas de nuestro perro en una urna. Es un procedimiento más caro.

¿Se puede eutanasiar al perro en nuestro hogar?

La clínica veterinaria es quizás un lugar demasiado frío y público para una despedida. O quizás no queremos trasladar a nuestro perro, no le gusta el coche o preferimos que el veterinario no sea su último recuerdo.

Por eso es habitual que los cuidadores piensen en la posibilidad de eutanasiar al perro en casa. Y lo cierto es que es una opción que ofrecen en numerosas clínicas. Por lo tanto, antes de tomar una decisión podemos explorar este punto con nuestro veterinario de confianza. A domicilio se puede realizar el mismo procedimiento que ya hemos descrito.

¿Cuanto cuesta eutanasiar a un perro?

La eutanasia de un perro no es gratis. No es una simple inyección. Ya hemos visto cómo discurre todo el proceso y que, por supuesto, este solo puede ser realizado por un veterinario.

Aunque vamos a encontrar diferencias entre clínicas, el precio de la inyección letal, de media, oscilará entre los 30 y los 50 euros. Pero tenemos que tener en cuenta que, según el peso, habrá variaciones en el coste. Además, hay que sumar el importe de la incineración, si es nuestro caso.

¿Se debe eutanasiar a un perro agresivo?

Un ejemplo desgraciadamente común de sacrificio disfrazado de eutanasia se da en aquellos casos en los que se pretende aplicar a un perro agresivo. La agresividad no es una causa de eutanasia. Al contrario, la solución pasa por intervenir en el comportamiento del perro.

Para ello es obligada la consulta a un etólogo, un educador canino o un veterinario especializado en conducta. O, por lo menos, tenemos el deber de contactar con una asociación protectora que pueda hacerse cargo de encontrarle un nuevo hogar al perro que nosotros no podemos / queremos cuidar.

María Besteiros

Auxiliar Técnico Veterinaria y presidenta de una protectora de animales. Desde niña mis intereses giraron alrededor de los animales, la lectura y la escritura, por eso me formé para ejercer como ATV y me doctoré en Filoloxía Galega. Además, estoy vinculada a la protección animal a través de protectoras. En la actualidad soy casa de acogida de siete perros y cinco gatos. Escribir sobre perros es una forma de compartir los conocimientos que he adquirido sobre ellos a lo largo de los años, a la vez que me permite unir mis profesiones.

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