El herpesvirus canino tiene una distribución mundial y una resistencia baja al medio. No obstante, durante la misma puede afectar gravemente la salud de tu mascota. Es por esto por lo que hemos querido dedicar un artículo entero a su estudio.
Desde Soyunperro, os haremos un resumen de sus características más importantes, desde la introducción hasta el tratamiento y profilaxis de la misma.
- También te puede interesar: Giardiosis en perros
Introducción del herpesvirus canino
Este tipo virus tiene baja resistencia ambiental, no soportando el calor excesivo y siendo sensible a gran variedad de desinfectantes convencionales. Afecta sobre todo a animales inmunodeprimidos o que aún no han desarrollado la inmunidad de forma completa como pueden ser los cachorros.
Hay varias especies del virus, en concreto el herpesvirus canino se ha visto que tiene gran especificidad con los receptores externos de las células de determinados tejidos. Aunque tiene una resistencia baja al ambiente, cuando se produce la infección en un perro, se disemina muy rápidamente por el organismo destruyendo células del organismo, normalmente del tracto respiratorio.
El contagio se produce por contacto directo por secreciones procedentes de la mucosa del aparato respiratorio vía oral o nasal o del tracto reproductor como mucosa vaginal. Hay evidencias de una transmisión transplacentaria a los cachorros en caso de que una hembra gestante esté infectada por este virus. Por lo que tendrá gran relevancia en caso de darse en núcleos zoológicos como criaderos, perreras, etc.
Síntomas del herpesvirus
En ocasiones las células afectadas pertenecerán a los riñones o aparato genital, pero normalmente esta última suele ser asintomática (a veces inflamación). La otra localización más frecuentemente afectada es el tracto respiratorio. El grupo más afectado por tanto será el de cachorros jóvenes de varias semanas de vida.
No obstante, perros adultos sin otras enfermedades paralelas no están exentos de infectarse, pero al tener el sistema inmune totalmente desarrollado, lo normal será que responda ante esta y no se produzcan apenas síntomas. Si los muestran serán parecidos a los propios de la tos de las perreras (tos profunda).
En perros recién nacidos podremos observar individuos mortinatos o nacidos sin vida en caso de que la madre se haya infectado durante la gestación. En caso de que lo adquieran con pocas semanas de vida, el pronóstico será bastante reservado, ya que pueden presentar síntomas como:
- Anorexia, letargo y debilidad.
- Vómitos y/o diarreas.
- Descarga nasal y ocular.
- Hepatomegalia.
- Ataxia y posiblemente ceguera.
- Muerte súbita posible.
Diagnóstico
Como en todas las patologías, lo primero por protocolo por parte del veterinario debe basarse en una anamnesis o historia clínica de la mascota, así como un examen físico general de la misma. Podremos guiarnos un poco por la sintomatología que presenta el animal, aunque a veces puede ser tan variada e inespecífica que será difícil asociarla.
Se puede realizar una analítica de sangre completa, en los que puede encontrarse una elevación de las transaminasas (o enzimas) hepáticas, signo de que el hígado se está viendo alterado, así como una disminución de las plaquetas totales.
El veterinario podrá tomar una muestra nasal de la mascota y enviarla al laboratorio con el fin de realizar pruebas moleculares más específicas que ayuden a la detección del herpesvirus canino, como la PCR, por ejemplo.
Tratamiento y profilaxis
No podremos esperar al resultado para comenzar a tratar los síntomas, ya que se trata de una enfermedad capaz de producir mortalidad en los cachorros. No hay por tanto un tratamiento determinado ante dicho virus, por lo que la solución será aliviar sintomatológicamente al animal.
En adultos que presenten síntomas como tos, con antiinflamatorios de tipo meloxicam puede ser suficiente. Sin embargo, en cachorros habrá que ser más conservador con el tratamiento, ya que son los individuos de riesgo en esta patología.
El tratamiento de los mismos irá centrado en rehidratar por vía intravenosa, disminuir la mucosidad con mucolíticos como bromhexina, aumentar el sistema inmune con productos como por ejemplo impromune, eliminar síntomas como vómito o diarrea, una dieta húmeda de recuperación o intestinal (dependiendo del caso).
Al ser tener un reservado pronóstico la enfermedad, lo mejor será prevenirla. La prevención comienza manteniendo una correcta higiene, aplicación de relativa alta temperatura y desinfección en lugares como núcleos zoológicos donde se encuentren colectivos animales, como ocurre en perreras o criaderos.
El virus se destruye rápidamente en el medio ambiente mediante el uso de desinfectantes convencionales, por lo que mantener un protocolo de limpieza es una parte importante de la gestión de la salud y prevención del herpesvirus canino.
Se han utilizado a lo largo de los años también vacunas aplicadas a perras con el fin de crear anticuerpos en la madre y que esta a su vez los transmita en el calostro (o primera leche materna) a los cachorros.