Existen diversos problemas a nivel veterinario que pueden afectar a un perro, en relación a su gándula tiroides. Cómo el hipertiroidismo, que debe tratarse lo antes posible para evitar que la salud de nuestro amigo peludo empeore dráticamente.
Desde Soyunperro os hablaremos sobre esta enfermedad, para que podáis conocer mejor las implicaciones sobre la salud de vuestro perro, indicando las posibles causas, síntomas y tratamientos.
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¿Qué es el hipertiroidismo canino?
Como su propio nombre indica, esta enfermedad afecta a la glándula tiroides, un órgano que se encuentra anatómicamente a ambos lados de la tráquea, rodeada de otras glándulas denominadas paratiroides. Al contrario que en los humanos, que presenta dos lóbulos conectados, en el perro existen dos porciones separadas. Su función es la regulación del metabolismo actuando sobre el consumo de calorías o la frecuencia cardiaca.
Su función está relacionada con la ingesta de yodo, por lo que es importante asegurar una buena alimentación a nuestra mascota para prevenir éste y otros desequilibrios metabólicos. En cualquier caso, la mayoría de los piensos comerciales incluyen una formulación estandarizada de este elemento, por lo que no debería preocuparnos esto.
Cuando la glándula tiroides sintetiza más hormona tiroidea de lo normal, se produce el hipertiroidismo, mientras que si ocurre al contrario y hay un déficit de la misma, hablamos entonces de hipotiroidismo. Ambos trastornos dan diferentes síntomas y se tratan de forma distinta.
Las causas del hipertiroidismo en perros pueden ser varias, como una malformación de la glándula tiroides o la neoplasia (tumor). Las neoplasias de tiroides, a pesar de ser la causa más frecuente de hipertiroidismo, no suelen desencadenar alteraciones en la síntesis de hormona tiroxina.
Es una enfermedad que afecta especialmente a perros de edad avanzada (más de 9 años) y presenta una mayor incidencia aparente en razas medianas o grandes, como el Bóxer, Beagle o labrador. Normalmente las hembras son más propensas que los machos a padecer este desorden.
Ante la aparición de síntomas que hagan sospechar que nuestro perro padece hipertiroidismo, debemos llevarlo a un veterinario para que le realice las pruebas diagnósticas correspondientes y le aplique el tratamiento indicado.
Cómo saber si un perro tiene hipertiroidismo
Los síntomas principales que nos podemos encontrar en un caso de hipertiroidismo en perros, son los siguientes:
- Aumento del apetito (polifagia) y del consumo de agua (polidipsia), así como de la frecuencia de micción, esto es, cuando el perro orina (poliuria).
- Anorexia o pérdida de peso (a pesar de comer más)
- Taquicardia y temblores.
- Alteraciones dérmicas y/o foliculares (alopecia, pelo con apariencia alterada, sin brillo)
- Inquietud y nerviosismo
- Puede aparecer un bulto en el cuello (bocio).
- Tos o problemas para respirar (disnea)
- Vómitos y/o diarrea crónica
- Baja tolerancia y letargia como respuesta al calor
- Disfonía, o alteración del sonido habitual de la voz del perro (notaremos que ladra raro). Esto se debe a que el tumor en la tiroides puede afectar a las cuerdas vocales.
¿Y a qué razas afecta más? Pues normalmente a perros de razas medianas o grandes, como los golden retriever, los labradores, los cocker spaniel o los dóberman.
Por otro lado, el hipertiroidismo se suele manifestar de forma gradual, por eso es posible que tardemos un poco en darnos cuenta de que hay un problema. Lo normal es que comencemos a sospechar cuando los síntomas son evidentes y la enfermedad está ya avanzada.
¿Cómo se diagnostica el hipertiroidismo?
Tras detectar estos síntomas, debemos llevar a nuestro perro al veterinario, quien le realizará las pruebas diagnósticas oportunas. Entre ellas, además de una exploración física, están indicadas pruebas complementarias como una radiografía y/o ecografía para confirmar si hay un tumor y si éste presenta metástasis, es decir, si se ha extendido hacia otras partes del cuerpo. El escáner de tiroides, tras administrar isótopos radiactivos, es otra prueba diagnóstica.
En caso de sospecha, para confirmar el diagnóstico se debe tomar una muestra de sangre para realizar una bioquímica, lo que permitirá determinar los valores de la hormona T4 que produce la tiroides (en el caso de existir hipertiroidismo, aparecerán aumentados). También puede ser necesaria la realización de una biopsia para valorar la tipología del tumor.
Tratamiento para el hipertiroidismo canino
Imaginemos que hemos ido a ver al veterinario, que nuestro amigo peludo se ha hecho ya las pruebas analíticas y que se ha confirmado el diagnóstico: padece hipertiroidismo y el desorden está causado por un tumor. Seguramente te preguntes ¿Ahora qué? Pues el siguiente paso es comenzar con un tratamiento, que dependerá del tipo de tumor, de su tamaño y de si es necesario extirpar por completo o no la glándula tiroides.
Lo más probable es que te recomienden una cirugía, no obstante, el veterinario también puede prescribir quimioterapia para que el tumor reduzca su tamaño si no es operable. Si se realiza una intervención quirúrgica para extirpar la tiroides, una de las complicaciones que pueden darse es el desarrollo de un hipotiroidismo iatrogénico (a causa de la producción deficiente o nula de hormona tiroxina), o la excesiva pérdida de sangre, ya que la tiroides se encuentra en una zona muy irrigada. En tal caso, es posible que haya que hacer una transfusión.
El pronóstico del paciente estará determinado principalmente por el tipo y extensión del tumor, especialmente por la existencia o no de metástasis. Por desgracia, hay que señalar que la incidencia de tumores de tiroides malignos (carcinomas) es mucho mayor que la de tumores benignos (adenomas), que presentan un pronóstico mucho mejor. En cualquier caso, realizar un diagnóstico precoz será determinante para asegurar la supervivencia de nuestra mascota.
Una vez el perro haya salido de quirófano, tendremos que asegurarnos que se toma la medicación indicada. Habrá que monitorizar también periódicamente el nivel de hormona T4 en sangre y, sobre todo, cuidar a nuestro amigo peludo con mucho cariño para que se recupere cuanto antes.
Referencias consultadas:
Avellaneda, A. Font. A. Closa, Jose Mᵃ y Mascort, J. 2002. Hipertiroidismo canino: tres casos clínicos. Avepa vol. 22, nº 3. pp. 239-245.