Si descubrimos que nuestro perro tiene una mancha debajo del ojo que no acaba de desaparecer, es normal que nos preocupemos. En este artículo de SoyUnPerro vamos a explicar por qué se produce este manchado y cómo solucionarlo.
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¿Qué es la epífora?
La epífora, lagrimeo u ojo acuoso se puede definir como el desbordamiento de la secreción ocular acuosa o mucosa que va a salir del ojo y discurrir por la cara, en forma de reguero desde la parte interna del ojo.
Hay diferentes afecciones que pueden provocar este fenómeno y todas van a necesitar tratamiento veterinario.
Algunas enfermedades que cursan con abundante secreción son la conjuntivitis, el entropion, las úlceras en la córnea, la uveítis, el glaucoma, etc. También la presencia de un cuerpo extraño en el interior del ojo puede producir lagrimeo. Incluso el roce del pelo de la cara puede provocar el mismo efecto.
La distiquiasis, patología congénita en la que crece una doble hilera de pestañas, es otra causa de epífora. Estas pestañas nacen dirigiéndose hacia el interior del ojo y es esa irritación la que provoca el lagrimeo. Es más común en razas como el cocker, el caniche o el pequinés. Estas pestañas deben extraerse.
Aunque nos pueda parecer tan solo un problema estético, lo cierto es que para el perro puede resultar muy incómodo y, si los trastornos de base no se tratan, el cuadro se puede complicar mucho.
Además, en los casos en los que la secreción es muy intensa pueden surgir problemas dermatológicos. La humedad constante en la piel la daña, provocando que se inflame y/o se infecte, aumentando el problema y dificultando su curación.
Esta secreción que cae abundante desde el ángulo del ojo acaba por provocar la coloración marrón-rojiza del pelo de la zona. Esto hace que parezca que el perro tenga el área periocular siempre manchada. Este fenómeno es especialmente visible en los perros de color blanco.
Obstrucción en el sistema de drenaje lacrimal canino
Hemos visto causas de epífora que se basan en la irritación del ojo, pero, a veces, el exceso de lágrima se debe a una obstrucción en el sistema de drenaje lacrimal. Algunos perros nacen con este defecto, sobre todo los de la raza cocker.
Este mecanismo para el drenaje de las lágrimas consta de un conducto nasolacrimal encargado de recoger las lágrimas en el ojo para transportarlas hasta la cavidad nasal, donde las vacía. El conducto se divide en dos canalículos en el ángulo del ojo, el superior y el inferior, que se localizan, respectivamente, en el párpado de arriba y en el de abajo.
Problemas como el entropion, una conjuntivitis purulenta, la infección en el conducto o la presencia de cuerpos extraños pueden llegar a obstruir este mecanismo de drenaje, provocando el desbordamiento de las lágrimas.
Para comprobar si el conducto nasolacrimal está obstruido o no el veterinario puede instilar en el ojo fluoresceína. Si esta tinción no se elimina por la nariz podemos hablar de la existencia de una obstrucción.
En ocasiones basta con lavar el conducto para desobstruirlo y mantenerlo abierto. El tratamiento, además, va a depender del trastorno subyacente. Pueden necesitarse antibióticos y antiinflamatorios. En algunos casos habrá que recurrir a la cirugía
¿Por qué las lágrimas manchan el ojo de mi perro?
El exceso de lágrimas rebosando el ojo y escurriendo desde él forma un reguero rojizo sobre la cara del perro. Las lágrimas, aunque las vemos transparentes, contienen una serie de sustancias químicas que, al reaccionar con la luz, producen esa coloración que nos va a parecer una mancha.
Así, si nuestro perro padece epífora y es de color blanco o claro, este manchado será muy evidente. En sí mismo no es motivo de alarma, no es sangre, solo es estético, pero requiere acudir al veterinario porque hay que averiguar por qué las lágrimas rebosan el ojo.
Hay razas en las que la epífora es más frecuente, como el caniche, el lhasa apso, el maltés, el pomerania o el pequinés. No está muy claro por qué estos perros tienen más propensión a padecer este problema.
Cómo hacer desaparecer las manchas debajo del ojo
Lo más importante es diagnosticar la causa del excesivo lagrimeo y, así, seguir el tratamiento que nos paute el veterinario. De esta forma, si el perro deja de lagrimear en exceso, tampoco se van a producir estas manchas. El problemas es que no siempre conseguiremos un diagnóstico, así que es posible que la epífora se haga crónica.
Hay algunos fármacos que reaccionan con las sustancias de las lágrimas que provocan la tonalidad rojiza de forma que, aunque la secreción siga siendo abundante, el pelo no se va a colorear. Claro que, una vez suspendido el tratamiento, el manchado rojizo volverá al pelo.
Para casos más complejos para los que parece no haber solución podría valorarse la cirugía. Se trataría de una intervención para extirpar parte de la glándula lacrimal del tercer párpado. Esto reduce la producción de lágrimas y aumenta el espacio en el que estas se pueden acumular. De esta forma se controla su exceso.
El problema de una intervención de este tipo es que podría producir el efecto contrario, esto es, secar el ojo, causando una patología que se denomina queratoconjuntivitis seca. Por lo tanto, antes de intervenir es importante que consultemos con un veterinario especializado en oftalmología.
A nivel estético, podemos mejorar este manchado si cortamos los pelos de la zona lo máximo posible. Además, a la venta podremos encontrar diferentes productos con efecto limpiador o de tinción. Antes de utilizarlos es conveniente consultar con el veterinario o el peluquero canino.
Sea cual sea el producto que escojamos es fundamental que lo apliquemos con precaución para que en ningún momento entre en contacto con el ojo, pues podría provocar una grave irritación.