A la mayoría de los perros les encanta comer pescado, las sardinas son una excelente opción porque podemos encontrarlas enlatadas en aceite de oliva o girasol, de forma que podemos almacenarlas sin que se estropeen hasta que decidamos dárselas a nuestro perro.
Veamos todos los detalles que necesitamos saber sobre cómo darle pescado a nuestro perro y qué beneficios supone para su salud. También las precauciones que debemos tener con otro tipo de pescados de mayor tamaño que una sardina.
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¿Qué tipos de pescado puede comer un perro?
Prácticamente todo tipo de pescado, siempre y cuando no tenga intolerancias o alergias al pescado obviamente. A los perros les encanta comer pescado crudo o un poco cocinado (a la plancha o cocido) y además es un alimento de muy alta calidad nutricional para ellos.
A niveles generales a los perros se les suele dar atún fresco o conservado en aceite o al natural, sardinas enlatadas o frescas, boquerones, salmón, etc…. Simplemente debemos tener cuidado de que el pescado no tenga espinas.
La raspa de un boquerón / anchoa o de una sardina de tamaño mediano o pequeño no suponen un peligro para los perros de tamaño medio/grande, si no están cocinadas. Sin embargo es recomendable sacar la raspa si el perro es de tamaño pequeño ya que podría atragantarse, de igual forma conviene picarle un poco el pescado antes de dárselo.
Beneficios nutricionales de las Sardinas
Tanto las sardinas cómo el resto de pescados aportan una excelente cantidad de proteínas de primera calidad, un alto contenido de aceites grasos beneficiosos cómo el Omega 3, el Omega 6 y muchos minerales, además de vitaminas.
Cada tipo pescado posee unas propiedades diferentes, a modo de ejemplo las sardinas aportan una gran cantidad de hierro y vitaminas del grupo B, esenciales para nuestro perro. Aportaran un nivel de energía extra al perro además de ayudar a mejorar su salud, su piel y su pelo.
Las proteínas del pescado son altamente asimilables y de muy alta calidad, lo que ayudará al desarrollo muscular de nuestro perro. Además, sus ácidos grasos beneficiosos ayudaran a reducir el nivel de colesterol de cualquier perro.
Son muchos los cuerpos de seguridad que utilizan sardinas en la dieta de sus perros de trabajo y/o rescate, gracias al alto poder energético que les aportan. Administradas correctamente suponen un complemento perfecto.
¿Cómo debo darle sardinas a un perro?
Recomendamos el uso de sardinas conservadas en aceite por su facilidad y por su seguridad, ya que al ser para el consumo humano no contienen parásitos y son de alta calidad. Todos sabemos que los alimentos para perros son sometidos a niveles de calidad muy bajos… a veces inexistentes. Pero las sardinas en conserva al ser para consumo humano, deben pasar rigurosos controles de calidad.
Si nuestro perro no es alérgico al pescado podemos comenzar a incluir sardinas en su dieta poco a poco, dependiendo de su tamaño le daremos más o menos cantidad. A modo de ejemplo si nuestro perro pesa más de treinta kilos podemos darle una lata una vez a la semana, repartida en dos días o en uno sólo.
Si nuestro perro es pequeño y pesa menos de cinco kilos, a modo de ejemplo podemos darle una quinta parte de la lata una vez por semana. Siempre eliminando la raspa de las sardinas y picándolas previamente, para evitar que se pueda atragantar con trozos grandes.
Aunque la filosofía del a dieta BARF indica que pueden darse solas sin necesidad de otros alimentos, nosotros recomendamos mezclarlas con su comida habitual. También podemos añadir un poco del aceite de la conserva sobre el pienso del perro, de forma que todo adquiera un olor y sabor irresistible para nuestro perrhijo.
Si nuestro perro nunca ha comida sardinas es recomendable no abusar en la primera toma, incorporarlas a su dieta poco a poco para que su sistema digestivo se adapte. Recuerda no abusar de ellas y verás cómo tu perro se vuelve loco de alegría cada vez que le toque comerlas.
¿Le puedo dar pescado crudo a mi perro?
Si, por supuesto que puedes pero siguiendo siempre unos sencillos consejos de seguridad para evitar posibles problemas. El pescado al igual que cualquier otro animal vivo puede contener parásitos que pasaran al perro si este lo consume crudo.
Para evitar que nuestro perro se contagie de esos parásitos, debemos congelar el pescado durante al menos treinta días. De esta forma nos aseguraremos de que todos los parásitos mueran. Después bastará con descongelar el pescado, eliminar la raspa y espinas y trocearlo a un tamaño adecuado para el perro.
Si no queremos congelar el pescado crudo, podemos cocerlo un poco o hacerlo al vapor o a la plancha, de esta forma eliminaremos también cualquier posible parásito y nuestro perro podrá comerlo sin peligro. Aunque igualmente, debemos eliminar la raspa y espinas que puedan suponer un peligro.