¿Qué deben comer los perros con problemas Hepáticos?

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El hígado es el motor metabólico del cuerpo, gran parte de las reacciones químicas suceden en este órgano. Está diseñado para recibir gran parte de la sangre del organismo por la vena porta y metabolizar desde tóxicos a los propios nutrientes de la alimentación.

Además tiene una gran reserva funcional, por lo que no pierde actividad hasta verse seriamente dañado y además se regenera con gran facilidad. Sin embargo, hay patologías de diversa etiología que pueden dañarlo.

Al ser el órgano encargado de filtrar los nutrientes de la dieta, esta será de vital importancia en el tratamiento y/o cuidados paliativos. Veamos en detalle cuál es la mejor alimentación para perros con problemas hepáticos.

La alimentación en enfermedades hepáticas

Dado el importante papel que tiene el hígado en el metabolismo de muchos nutrientes, cuando este se ve afectado por cualquier causa (inflamación, intoxicación, etc.) la alimentación en líneas generales va orientada a hacer trabajar al órgano lo menos posible. El papel que tiene en los distintos nutrientes es:

  1. Proteínas: Es el órgano encargado de la síntesis de aminoácidos no esenciales además de ocuparse de su catabolismo para ser desechadas (paso a amoniaco y después a urea).
  2. Grasas: Es el órgano encargado de oxidarlas para obtener energía de ellas.
  3. Hidratos de carbono: Es el mayor almacén corporal de este nutriente almacenado en forma de glucógeno. Otro reservorio corporal serían los músculos pero estos no tienen tanta cantidad.

Por otro lado, están las alteraciones hepáticas que implican cambios en el metabolismo de algunos de sus productos, las cuales también tienen alguna estrategia específica. Por último, hay alteraciones que pueden proceder directamente de alteraciones en la dieta tales como la lipidosis hepática.

Tenemos un órgano estrechamente ligado con la alimentación y esta será una pieza clave en el tratamiento.

Claves de la dieta del paciente hepático

  • Características organolépticas: En líneas generales, son animales con una anorexia marcada, es decir, no se alimentan por si mismos. Por esto, la dieta debe ser palatable y altamente digestible para asegurar que puedan comer poca cantidad y les pueda servir para mantenerse. No obstante, la colocación de un tubo esofágico puede estar indicada en estos pacientes ya que comerán antes y su recuperación y pronóstico serán mejores.
  • Energía: Por el motivo antes mencionado, la poca disposición a comer voluntariamente, la energía de la dieta debe ser alta para que no tengan deficiencias en esta y no pierdan peso.
  • Grasa: Pese a que la grasa es absorbida en el intestino por acción de la bilis, la cual es generada por el hígado, estos animales presentan una absorción muy competente y normal de este nutriente, por lo tanto una dieta para esta enfermedad suele llevar una cantidad considerable de lípidos. No obstante, dado que son animales que comen poco, es muy raro que tengan tendencia a engordar.
  • Proteína: El aporte mayor o menor de este depende de la presentación de la enfermedad en el animal. Las restricciones de proteína pueden estar indicadas en animales con Encefalopatía hepática, la cual consiste en una alteración del catabolismo de este nutriente que hace que el amoniaco en sangre aumente dando a los síntomas de la enfermedad. Por otro lado, se intenta que el animal no pierda tejido propio para obtener energía, por lo que una dieta normoproteica de alta digestibilidad puede ser adecuada para muchos de estos pacientes.
  • Vitaminas: Estas contribuyen a reducir el estrés oxidativo en el órgano y su aporte es tremendamente importante en esta enfermedad para asegurar una mejoría. Las cantidades añadidas al alimento suelen estar aumentadas respecto a un alimento fisiológico.

Opciones comerciales dietéticas para un perro con problemas hepáticos

Como hemos comentado, las consideraciones para estos pacientes son muchas y por lo tanto la exigencia con su alimentación debe ser alta. Los alimentos de prescripción hepática pueden ser una opción buena sobre todo si tienen encefalopatía hepática ya que son sutilmente restringidos en proteína, pero otra opción interesante, podrían ser los de prescripción digestiva, ya que tienen más proteína que los anteriores y su palatabilidad y digestibilidad suele estar aumentada respecto a un fisiológico.

Opciones comerciales ajenas a estos no son recomendables por la falta de evidencia científica que presentan los alimentos fisiológicos frente a su mejoría en el pronóstico de esta enfermedad.

En todo caso, son patologías que requieren varias pruebas para su diagnóstico, por lo tanto, es muy probable que el médico veterinario encargado del proceso diagnóstico sea quien paute la dieta. Dado que son los profesionales que velan por la salud de nuestro animales debemos depositar nuestra confianza en ellos y tenerles al tanto del progreso clínico que vaya teniendo el paciente.

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