Embarazo psicológico en perras ¿En qué consiste?

El embarazo psicológico, también llamado pseudogestación, se produce resumidamente cuando una perra tras el celo se comporta como si se hubiese quedado preñada, sin estarlo realmente.

Es un trastorno relativamente común en perras enteras, es decir, aquellas que no han sido castradas y, aunque parezca reducirse tan solo al ámbito psicológico, lo cierto es que puede desembocar en otras consecuencias.

¿Qué es y cómo se produce el embarazo psicológico?

El embarazo psicológico es un trastorno hormonal y psicológico y como consecuencia físico, que se da gracias a la presencia de la hormona progesterona y al desarrollo de cuerpos lúteos en los ovarios tras el estro o celo.

En las perras no preñadas no hay un mecanismo de lisis de estos cuerpos lúteos, por lo que el descenso de la progesterona es más gradual, pudiendo dar pie a la pseudogestación. Los síntomas aparecen entre las seis y las doce semanas tras el estro, que es el período de celo receptivo (es decir, durante el diestro).

Una perra que sufre un embarazo psicológico es probable que vuelva a padecerlo tras algunos de sus siguientes celos. No suele ser un trastorno grave, pero debemos tener en cuenta que para la perra es una situación estresante que debemos evitarle.

Síntomas de embarazo psicológico en una perra

Una perra con este trastorno va a presentar el cuadro típico de una perra preñada, como si estuviese en estado de gestación. Así, los síntomas que podemos detectar en ella son los siguientes:

  • Aumento de peso. Agrandamiento de las glándulas mamarias y edema.
  • A veces las mamas se endurecen y resultan dolorosas (mastitis).
  • Secreción de leche marronácea/blanquecina.
  • Preparación de un nido como si fuese a parir.
  • Adopción de juguetes, peluches o cualquier objeto como si fuese un cachorro.
  • Agresividad, sobre todo contra quien intente retirarle su juguete-cachorro.
  • Pérdida del apetito, aunque este también puede verse aumentado.
  • Cansancio, la perra no quiere salir a pasear.
  • Cambios en el comportamiento, siendo habitual la inquietud, el nerviosismo y la ansiedad.

Mastitis cómo síntoma del embarazo psicológico

El endurecimiento de las glándulas mamarias puede producirse a consecuencia del embarazo psicológico. Es un síntoma que sí debe ser tratado por un veterinario. Se produce por acumulación de leche y causa la dilatación de las mamas, inflamación y edema, dolor y calor.

En las perras con embarazo psicológico se debe a la falta de cachorros que puedan alimentarse de la leche, pudiendo producirse una infección bacteriana ascendente, posiblemente facilitada por el estado de estrés e inmunosupresión consiguiente.

Esto se podrá facilitar porque estas perras van a presentar un instinto maternal muy desarrollado, lo que las lleva a lamerse las mamas con frecuencia. Esto consigue estimularlas, de forma que se produce más leche, agravando el problema. Debemos impedir que se lama y se pueda infectar la zona y agravarse así el cuadro de mastitis. Puede utilizarse un collar isabelino. El veterinario valorará el cuadro para recomendarnos el manejo y tratamiento más adecuado. En ocasiones se requiere la administración de un inhibidor de la leche.

¿Cuál es el tratamiento para el embarazo psicológico?

En primer lugar, antes de pensar en el tratamiento, es necesario que el veterinario compruebe que la perra no está preñada de verdad. Una vez descartada la gestación, en algunos de los casos de embarazo psicológico no es necesario administrar ningún tratamiento (en caso de que no haya síntomas que perjudiquen el bienestar de nuestra perrita).

A veces, este trastorno suele resolverse espontáneamente en unas semanas. Eso sí, si la perra como consecuencia del embarazo psicológico muestra sintomatología grave, el veterinario sí puede pautarnos un tratamiento a base de hormonas luteolíticas o inhibidores de la leche.

Algunos fármacos utilizados para tratar pseudogestaciones crónicas y recurrentes, pueden causar a la larga piómetras, por lo que en caso de recurrencia el mejor tratamiento será castrar a la perra.

La esterilización cómo solución

Como es habitual que sufran embarazos psicológicos recurrentes tras los celos, es nuestra responsabilidad impedirlos. Para ello la solución es la castración como antes hemos dicho, que implica la extracción del útero y de los ovarios.

Esta cirugía, posible y recomendable antes o después del primer celo, evita trastornos como los embarazos psicológicos, los tumores mamarios, las infecciones uterinas y, por supuesto, la reproducción, entre otros. Es una cirugía rutinaria, y que muchos veterinarios están acostumbrados a hacer.

Esta debe ser nuestra opción como parte de una tenencia responsable y por cuestiones de salud. La esterilización, en perras con embarazo psicológico, debe realizarse una vez remitan los síntomas de la pseudogestación. Se recomienda dos meses después del estro.

Manejo de la perra con embarazo psicológico

Además de los fármacos que eventualmente nos pueda prescribir el veterinario, en algunos casos es necesario modificar la alimentación o disminuir la cantidad ingerida. El veterinario puede recomendarnos ajustar si observamos que está engordando de más, la dosis o un pienso más alto en fibra.

También es conveniente distraer a la perra, proponiéndole actividades como paseos frecuentes. Mientras está fuera de casa, otra persona puede retirar los muñecos que la perra haya adoptado como cachorros, para ir disminuyendo el instinto maternal. No se debe estresar a la perra y se debe dejar tranquila en la medida de lo posible mientras esté en casa.

No obstante, no estará demás como decimos, mantenerla mentalmente distraída mientras aplicamos los medicamentos que el veterinario nos haya recetado. No obstante, se recomienda la castración en todo caso por ser infinitamente mayores sus ventajas que sus inconvenientes.

Vet. Miguel Fraga García-Yanes

Graduado en veterinaria en la universidad Alfonso X El Sabio (Madrid). Colegiado 8917 en Madrid. Ampliando conocimientos en cirugía de tejidos blandos, endoscopia y dermatología. Interés por los animales desde muy pequeño y en compañía de Max desde hace 11 años.

Publicaciones relacionadas