Babesiosis canina – Síntomas, contagio y tratamiento

La Babesiosis es  una enfermedad parasitaria, protozoaria de transmisión vectorial, y accidentalmente zoonótica, es decir, puede afectar al ser humano de manera accidental, conocida también bajo el nombre de piroplasmosis.

Esta enfermedad es endémica en el norte de España, es decir, propia de estas regiones con climas fríos, por lo que si vives en esa zona este el artículo te será de gran ayuda, y debes prestar especial atención a la presencia de garrapatas en tus perros.

¿Cómo ataca la babesiosis canina?

Se trata de una enfermedad pleomórfica producida por protozoos intraeritrocitarios, es decir, su localización en el hospedador son los glóbulos rojos. Además, requiere obligatoriamente de la presencia de un vector para poder sobrevivir y completar su ciclo.

Estos vectores son garrapatas duras que transmiten la enfermedad a nuestros perros mediante la picadura en su acto de alimentarse, a través de la saliva. Una vez en el organismo los protozoos se adhieren a la membrana de los glóbulos rojos hasta introducirse en su interior.

También se han descrito otras formas de transmisión, que a pesar de ser menos frecuentes también es importante tenerlas en cuenta, como la vía por mordedura entre cánidos, transplacentaria o mediante transfusiones sanguíneas.

Se han identificado 100 especies, de las cuales dos parasitan a los perros B. canis y B. gibsoni. Otras especies pueden afectar también a otros animales carnívoros o herbívoros, tanto salvajes como domésticos.

perro con garrapata

Aprende a detectar la babesiosis.

Se podría decir que los síntomas fruto de esta enfermedad se pueden englobar bajo el concepto de apatía. Si tu perro sufre babesiosis canina lo podrás detectar por una falta de apetito inusual o la ausencia de energía y ganas para realizar cualquier actividad física.

Otros síntomas comunes en perros son vómitos, fiebre, palidez de mucosas o ictericia (mucosas de color amarillento), orinas de coloración marrón-rojiza, linfadenopatía (nódulos linfáticos aumentados de tamaño y endurecidos) edema perioorbital, etc.

Se trata de un círculo vicioso, ya que, si el animal empieza a dejar de comer, sus recursos energéticos disminuirán, y finalmente todo esto se traducirá en anorexia y falta de fuerzas para llevar la vida normal que llevaba hasta ahora.

Clinicopatológicamente, es característico encontrar anemia hemolítica, producida por la lisis de los glóbulos rojos, trombocitopenia (disminución del número de plaquetas), neutropenia (disminución de los neutrófilos) y esporádicamente hemoglobinuria (presencia de hemoglobina en la orina).

Ante una enfermedad ya crónica los signos clínicos podrían incluir miositis, inflamación muscular, y artritis.

Si no se trata al animal, el periodo de recuperación será largo seguido de recaídas que pueden llevar al animal al shock, insuficiencias renales graves o incluso letales y hepatopatías.

También se han encontrado formas atípicas con hemorragias y CID (coagulación intravascular diseminada) con alteraciones locomotoras, cerebrales, oculares, gastrointestinales y vasculares de importante gravedad.

¿Cómo confirmar la enfermedad?

Una vez detectada la enfermedad, se debe poner tratamiento cuanto antes. La mala noticia es que debido al proceso de incubación, periodo desde que entra el parásito hasta que aparecen los primeros signos clínicos, dura de 1 a 3 semanas, por lo que una vez detectado el problema la enfermedad suele estar ya bien instalada.

Para confirmar correctamente la enfermedad es fundamental detectar la presencia del protozoo en el interior de los glóbulos rojos, para lo que es necesario la realización un frotis sanguíneo. Se lleva a cabo mediante la extracción de una gota de sangre periférica del paciente a partir de los capilares del lóbulo de la oreja o de la punta de la cola, su posterior extensión, tinción y observación al microscopio.

La detección también se puede llevar a cabo mediante una serología (IFI, inmunofluorescencia indirecta o ELISA) y el uso de kits comerciales que detectan la presencia de anticuerpos. La serología tiene una alta sensibilidad y una altísima especificidad, sin embargo, los anticuerpos aparecen transcurridas dos semanas después de la primoinfección, por tanto, las infecciones agudas podrían pasar desapercibidas si se confía en esta técnica.

Sin embargo, en la actualidad el método diagnóstico que empieza a utilizarse en más laboratorios por ser considerado el más fiable consiste en la amplificación de ADN mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) gracias a la cual es posible diagnosticar parasitemias muy leves y tempranas.

Tratamiento contra la Babesiosis

Detectar la enfermedad algunas semanas más tarde de ser contraída conlleva ciertos problemas. Es necesario, por tanto, que actúes con urgencia una vez detectados los primeros síntomas, ya que en caso contrario el perro podría sufrir graves complicaciones.

La solución más habitual consiste en acercarnos a un veterinario, allí podrán indicarnos cómo de grave es el problema y los pasos a seguir para poder ponerle solución. En casos graves y avanzados de la enfermedad podría ser necesario un soporte básico para estabilizar al paciente, mediante el uso de fluidoterapia de mantenimiento o restablecimiento en casos severos de deshidratación y/o shock, incluso se debería valorar la realización de transfusiones sanguíneas en los pacientes más graves.

Una vez el paciente se encuentre estable se procederá al tratamiento con fármacos como el Dipropionato de imidocrab.  La gravedad de la babesiosis canina no es ningún juego, especialmente en individuos esplenectomizados (perros a los que se les ha extirpado el bazo total o parcialmente), inmunocomprometidos o con una historia previa de infección por Babesia.

Por lo que visto lo visto, queda claro que la mejor solución ante este problema es la prevención. Y como ya sabrás, la mejor manera de combatir las garrapatas y sus peligros es sometiendo a nuestros perros a una correcta desparasitación orientada por el veterinario.

Además, en las áreas endémicas, se ha comprobado que los perros no desarrollan inmunidad suficiente para hacer frente a las re-infecciones. Por lo que si tu pequeño peludo ha sufrido ya la enfermedad no está exento de volver a enfermar y por tanto, lo mejor es prevenir.

Vet. Sara Díaz Abelleira

Graduada en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Con experiencia en reconocidos e importantes hospitales de referencia tanto en España, el Hospital Veterinario de Puchol como en el extranjero, en el Centre hospitalier vétérinaire Languedocia en Montpellier o el CHV VetAgroSup de Lyon, Francia. Adentrándome en el mundo laboral con muchas ganas de seguir aprendiendo y ampliando mi conocimiento, siempre mejorando para poder ayudar a nuestros pequeños peludos. Ilusionada de poder compartir mis conocimientos con nuestros queridos lectores de Soyunperro.

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