Displasia de cadera en perros

La displasia de cadera es una enfermedad relativamente frecuente en determinadas razas que va a afectar al tren posterior. Se debe a una unión incongruente entre el fémur y su entrada en la cadera (acetábulo), lo que causa cojera y otros problemas relacionados.

Aunque es una patología congénita, hay diversos factores que pueden influir en su aparición y en su gravedad. Un traumatólogo veterinario puede ayudarnos a escoger el mejor tratamiento médico o quirúrgico.

¿Qué es la displasia de cadera?

La displasia de cadera es una enfermedad ortopédica congénita y hereditaria. De manera normal, los dos fémures entran en la articulación de la cadera en unos huecos óseos llamados acetábulos, en ellos encaja y articula la cabeza de estos huesos.

Lo que sucede en la displasia es que hay inestabilidad en esta articulación que se va agravando con el crecimiento y el desarrollo en la cual el fémur encaja en el acetábulo menos del 50%, con otros cambios. Esto hace que la cabeza del fémur quede en mayor o menor grado libre en el acetábulo, cuando de manera fisiológica el, produciendo enfermedad articular degenerativa o artrosis, cojera y dolor al movimiento.

¿A qué razas afecta la displasia de cadera?

Aunque esta patología puede presentarse en todos los perros, es más habitual en las razas de tamaño grande como:

Otras razas afectadas pueden ser: Cocker, Sharp-Pei, Bretón, Bulldog.

¿La displasia se puede prevenir?

Al ser un trastorno genético, no es posible implantar ninguna medida preventiva más que evitar la reproducción de ejemplares que presenten este trastorno. La displasia de cadera como tal aparece antes del año de edad. Si se detecta más tarde del año de edad lo que veremos es la artrosis degenerativa de dicha displasia.

Podemos preocuparnos por ofrecer a nuestro cachorro una alimentación de calidad. Una dieta con un exceso en carbohidratos o dosis erróneamente aumentada para un perro en crecimiento puede agravar el problema. Esto puede conllevar al sobrepeso y consecuente sobrecarga de las articulaciones, incluida la de la cadera. Los cachorros predispuestos por tanto deben seguir una dieta controlada.

Se pueden administrar condroprotectores de manera preventiva cuando nuestro perro es cachorro. El ejercicio inadecuado en perros jóvenes, en fase de rápido crecimiento óseo, puede desencadenar la sintomatología. Deben de hacer ejercicio moderado, ya que ambos extremos (tanto intenso como falta de) pueden acentuar el cuadro.

Hay que evitar saltos a alturas elevadas o levantarse sobre las patas traseras. Todas estas recomendaciones no impiden el desarrollo de la enfermedad, pero pueden retrasar su aparición o hacer que su curso sea más leve.

¿Cómo se diagnostica la displasia de cadera?

El diagnóstico se hará por historia, signos clínicos, examen físico general y radiografías, siendo esta última una prueba esencial y determinante. Para conseguir un buen diagnóstico es necesario sedar al animal. Según la gravedad de la displasia se distinguen diferentes grados: leve, moderada o grave.

A parte del mayor o menor grado de incongruencia de los fémures en los acetábulos, vamos a encontrar otras lesiones en la zona como degeneración articular u osteoartrosis (aumento de la radio opacidad), osteofitos o línea de Morgan. Todos secundarios a la patología.

El veterinario sobre las radiografías realizadas puede medir el ángulo de Norberg, el cual nos indica el grado de separación con exactitud de la cabeza del fémur con el acetábulo. Siendo 105 grados o más, perros libres de displasia. Menos de esta angulación se considerearía displasia y la gravedad aumenta a medida que disminuye la numeración.

Síntomas de displasia de cadera

Hay varios síntomas que pueden indicarnos displasia de cadera, no tienen porque darse todos a la vez. Los signos que pueden manifestar estos animales son los siguientes:

  1. Dolor a la abducción de la cadera.
  2. Cojera de miembro posterior y/o balanceo al andar.
  3. Dificultad para levantarse.
  4. Correr «como un conejo».
  5. Dificultades para elevarse sobre las patas traseras o extenderlas.

Tratamiento para la displasia de cadera

El tratamiento contra la displasia puede ser tanto médico como quirúrgico. Para el primero se pueden pautar antiinflamatorios no esteroideos como meloxicam (para casos agudos sobre todo), condroprotectores a base de ácido hialurónico, condroitin sulfato, glucosamina, vitaminas, zinc.

Un pienso alto en fibra y si es posible con factores de protección de la articulación (por ejemplo j/d) estará recomendado para el control de peso, así como fisioterapia (mejor en piscina). El tratamiento con células madre parece reportar también mejoras.

En cuanto a la cirugía, se recomienda en perros en los que el tratamiento médico pautado no ha aliviado el dolor ni la cojera. Hay diferentes técnicas quirúrgicas que se pueden aplicar. Es imprescindible, en este punto, ponernos en manos de un veterinario especializado en traumatología.

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Cirugía para la displasia de cadera

Se realizan intervenciones como la osteotomía pélvica triple (otp), la artroplastia femoral, prótesis o sinfisiodesis púbica. En la otp o triple osteotomía pélvica se considera un tratamiento quirúrgico prematuro para evitar la aparición de osteoartrosis. Es una cirugía con alto nivel de dificultad. Las complicaciones pueden ser de leves a graves.

Por su parte, la artroplastia de la cabeza y el cuello del fémur consiste en seccionar la cabeza del fémur, lo que se recomienda en razas más pequeñas que para los demás métodos quirúrgicos. Por último, el reemplazo total de cadera implica extirpar esta articulación y sustituirla por una artificial. Es una cirugía menos accesible.

La prótesis consiste en poner material de acero o titanio tras cortar la cabeza femoral para que el mismo realice la función de cabeza. En España no se realiza de manera rutinaria por su alto presupuesto. En otros países sí está más desarrollado.

Cuidados para un perro con displasia de cadera

Los perros con displasia deben hacer ejercicio moderado, de manera muy controlada. Esto implica llevarlos siempre con correa y no permitirles carreras ni saltos o juegos, así como bajar o subir escaleras, básicamente lo que sería ejercicio intenso. La falta de ejercicio también puede agravar la condición.

De ser posible, es muy recomendable la fisioterapia, y más en piscina, pues mejora la masa muscular y las articulaciones sin forzar la cadera. También hay que cuidar la alimentación con productos de calidad y en las cantidades adecuadas para un crecimiento normal y no acelerado. Debe actuarse contra el sobrepeso, siempre con supervisión veterinaria.

Como antes decíamos, conviene aportarle pienso con sustancias que mejoren la calidad y mantenimiento de las articulaciones. En cuanto a suplementación, debemos consultar con el veterinario, ya que él o ella se encargará de recetarte los más adecuados.

Vet. Miguel Fraga García-Yanes

Graduado en veterinaria en la universidad Alfonso X El Sabio (Madrid). Colegiado 8917 en Madrid. Ampliando conocimientos en cirugía de tejidos blandos, endoscopia y dermatología. Interés por los animales desde muy pequeño y en compañía de Max desde hace 11 años.

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