El edema pulmonar es una situación de urgencia en la medicina veterinaria, no se trata de una enfermedad en sí, sino más bien una manifestación de una enfermedad oculta. Podríamos definirlo como un incremento anormal en el volumen de líquido extravascular presente en el parénquima pulmonar. A medida que el líquido se acumula, se comporta como una barrera que interrumpe el movimiento normal del oxígeno a través de los pulmones, dificultando la respiración de nuestros peludos.
A continuación, aprenderemos a identificar los síntomas que produce este edema, ya que un diagnóstico precoz puede ayudar y mucho a que nuestro perro se recupere. También hablaremos de los tratamientos que se aplican en estos casos.
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¿Qué es un edema pulmonar?
El edema pulmonar, como ya hemos dicho, es el nombre que recibe el acúmulo de líquido que se produce en los pulmones debido a diferentes causas, este líquido se puede hallar dentro del espacio intersticial, alveolar o comprometiendo a ambos compartimentos. No es una enfermedad en sí misma sino un síntoma. En función de la cantidad de líquido y del resto del cuadro clínico, su gravedad será mayor o menor y de esto dependerá la dificultad respiratoria que genere.
Así, el edema pulmonar puede producir desde signos leves que apenas dificulten la vida del perro hasta una sintomatología grave, con un compromiso respiratorio tan importante como para poner en riesgo su vida si no recibe urgentemente asistencia clínica. Además, el edema se puede clasificar según su presentación en agudo o crónico.
Tipos de edema pulmonares
Como no todos los edemas pulmonares son iguales, vamos a poder diferenciarlos de la siguiente manera, según su origen:
- Edema pulmonar por aumento de la presión hidrostática: Asociado a patologías cardiacas principalmente, debido a un aumento de presión del atrio izquierdo por insuficiencia cardiaca izquierda, en este caso, podríamos denominarlo como edema de origen cardiogénico. También se puede producir un aumento de la presión hidrostática de manera iatrogénica, por un exceso de volumen administrado en fluidoterapia, pero es menos común.
En ambos casos, cuando la presión en los capilares sanguíneos es tan elevada, la extravasación de fluidos a través de las paredes vasculares, en este caso intactas, puede llegar a superar la capacidad que tiene sistema linfático para eliminar el trasudado, originando el edema.
- Edema pulmonar por incremento de la permeabilidad vascular: debido a lesiones en la barrera microvascular pulmonar y/o en el epitelio vascular de los alveolos. Esto provoca el paso tanto de fluidos como de proteínas. Las causas más comunes son:
- De origen inflamatorio: septicemia, pancreatitis, enfermedades inmunomediadas, traumatismos significativos, vasculitis sistémica, etc.
- Neumonía infecciosa bacteriana, viral, fúngica o protozoaria.
- Lesiones pulmonares por inhalación de sustancias tóxicas, humo, hidrocarburos volátiles, envenenamiento con rodenticidas, etc.
- Otros: transfusiones de sangre, toxicidad por oxígeno, contusión pulmonar, tromboembolismo, anafilaxia, edema neurogénico, etc.
- Edema por disminución de la presión oncótica: debido a sobrehidratación (proteínas demasiado disueltas) o hipoalbuminemia (déficit proteico) debida a hemorragias crónicas, enfermedades renales, hepáticas o a enteropatías (digestivas).
Síntomas en perros de edema pulmonar
En general, en un perro con edema pulmonar vamos a poder identificar síntomas como los siguientes, que se manifestarán con mayor o menor gravedad según el caso:
- Tos seca o húmeda, productiva.
- Disnea (Dificultad respiratoria).
- Taquipnea (Aumento de la frecuencia respiratoria).
- Expectoraciones espumosas, típicas en el edema cardiogénico.
- Inquietud y ansiedad, el perro reniega a tumbarse, porque de esa manera respira con más dificultad.
- Postura ortopneica, el animal se mantiene de pie, con las extremidades delanteras separadas, abducción de los codos, cuello estirado y respirando con la boca abierta, todo ello con el fin de intentar mejorar la respiración.
- Cianosis, coloración azulada de las mucosas producida por la falta oxigenación.
- Ahogo en los casos más graves.
¿Cómo se diagnostica el edema pulmonar?
Además de los síntomas apreciables que van a ayudar a orientar el diagnóstico, el veterinario puede recurrir a pruebas como la auscultación cardiopulmonar, en ella se podrán detectar crepitaciones, estertores húmedos, sibilancias, etc. Incluso, mediante una auscultación minuciosa y exhaustiva, se podría llegar a localizar la anomalía y así dirigir el diagnóstico hacia una etiología u otra. De esta manera, si la anormalidad está presente en la zona craneoventral del tórax, el origen podría ser una neumonía por aspiración y si fuera de origen cardíaco hallaríamos los anormalidades sobre la región perihiliar, dorsal a la base cardíaca.
Para localizar mejor aún estas anormalidades, se pueden realizar radiografías de tórax, ecografías y analítica de sangre. Todos estos procedimientos nos darán una información muy valiosa sobre el estado de los pulmones y, en general, del perro.
En función de estos datos podrían solicitarse más pruebas como el electrocardiograma, la analítica de orina o la medición de la presión arterial. Recordemos que de la información de la que dispongamos va a depender el diagnóstico y, en consecuencia, el tratamiento. De ahí la pertinencia de las pruebas.
Tratamiento para un edema pulmonar
En este apartado cabe distinguir las presentaciones del edema agudas o crónicas. En el primer caso, en animales que llegan a consulta con distrés respiratorio, estamos ante una urgencia veterinaria. Los pulmones no van a poder funcionar con normalidad, se producirán dificultades respiratorias al punto de que, si el perro no es estabilizado, podría producirse una parada respiratoria y la consecuente muerte del animal.
En cambio, el edema pulmonar crónico suele acompañar a patologías de afección cardiaca. En estos casos suelen producirse síntomas leves, como tos esporádica, que permiten un margen para pautar y dar con el tratamiento más adecuado. Estos perros pueden convivir con el edema, pero van a necesitar seguimiento veterinario.
Por lo tanto, el edema grave se controla con un ingreso hospitalario para administrar oxigenoterapia, un control y restricción de fluidos y administración de diuréticos intravenosos y vasodilatadores. El tratamiento en casa, en los casos más leves, también suele incluir diuréticos. Eso sí, en ambas situaciones el veterinario tiene que averiguar cuál es la causa y tratarla.
La administración de diuréticos
Los diuréticos son fármacos esenciales en el tratamiento del edema pulmonar. Su papel es el de conseguir disminuir el exceso de líquido que está impidiendo el funcionamiento normal de los pulmones. Muchas veces tendremos que administrarlos en casa, por lo que deberíamos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Debemos seguir escrupulosamente las recomendaciones de nuestro veterinario en cuanto a la dosificación y a las pautas de administración.
- Es normal que al poco tiempo de tomar el diurético el perro sienta ganas de orinar. Tendremos que darle la oportunidad de hacerlo (aumentar y mucho el número de paseos)
- Es imprescindible que en un perro con esta medicación controlemos su hidratación. Le ofreceremos abundante agua y/o una alimentación húmeda, cómo la dieta BARF.
El edema de pulmón, por tanto, es una alteración clínica que afecta significativamente la vida de nuestros compañeros peludos. Por ello es de vital importancia una detección precoz y una rápida puesta en marcha de un correcto plan de diagnóstico y tratamiento. Además, de identificar correctamente la causa que ocasiona el edema para poder instaurar el tratamiento más adecuado. Todo ello lo lograremos gracias a la ayuda de nuestro veterinario habitual.