Uno de los momentos más duros que nos toca afrontar a los amantes de los perros es cuando nuestro querido amigo peludo nos deja para siempre. Nunca quisiéramos que llegara ese día, pero lamentablemente es algo que no se puede evitar. Hay, de hecho, diversas señales que nos indican que un perro va a morir; sobre todo si es anciano o está gravemente enfermo.
Si sospechas que la vida de un perro puede estar llegando su fin, es importante que acudas al veterinario para que un profesional pueda dar un diagnóstico concreto e indicarte cuál es exactamente el estado del perro y qué opciones hay.
También podrá ofrecerte algunos consejos sobre cómo cuidarlo en esta última etapa, en el caso de que no haya nada más que hacer.
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No quiere salir a pasear
La disminución de la actividad física normal del perro y el mostrarse reacio a mantener sus rutinas puede indicarnos que un perro está cerca de su muerte. Esto no significa, ni mucho menos, que siempre que un perro no quiera salir a la calle a jugar con nosotros vaya a fallecer.
Debes tener en cuenta que este cambio de comportamiento puede ser también un síntoma de una enfermedad no terminal, que hace que nuestro peludo se sienta más débil y sin ganas de caminar. Comprueba si esta señal viene acompañada de otras y lleva al perro a la consulta de un profesional si continúa apático.
No come ni bebe agua
Que un perro pierda el apetito nos indica que algo ocurre. Si rechaza el pienso o sus comidas favoritas, empieza a sospechar, especialmente si tampoco bebe agua. A consecuencia de ello el perro podrá mostrar signos de deshidratación y vomitar bilis. De no poner remedio a esta situación, sus órganos pueden comenzar a fallar y el perro mostrará signos de dolor.
Su comportamiento no es normal
Cuando un perro está muy enfermo o a punto de morir, su comportamiento no es el de siempre. Puede mostrar algunos problemas de conducta relacionados con su estado de ánimo, expresiones de miedo, mayor agresividad o movimientos anormales.
Además, estos cambios pueden venir acompañados de síntomas como vómitos, diarrea o incontinencia urinaria. Cuando esto ocurre, está claro que nuestro amigo necesita atención veterinaria urgente.
Las constantes vitales del perro están alteradas
Finalmente, también debemos preocuparnos cuando un perro comienza a jadear en exceso, a mostrar signos de deshidratación severa o a tener fiebre. Para que tengas una referencia, unas constantes vitales normales en un perro sano serían:
- Una temperatura corporal de entre 38 y 39 grados centígrados.
- Entre 90 y 140 latidos por minuto en perros pequeños en reposo, de 70 a 110 en perros medianos y de 60 a 90 en grandes.
- De 10 a 30 respiraciones por minuto.
Unas constantes vitales alteradas también pueden deberse a una crisis tratable, por lo que el tiempo en estos casos es oro. Debemos acudir cuanto antes con un especialista para que pueda examinar a nuestro perro. Si unido a todo ello ves que éste permanece aletargado en un rincón de la casa sin apenas moverse, la muerte podría rondar muy cerca.
Intenta huir o busca un lugar tranquilo
Son muchos los perros que cuando saben que su momento está cerca, se alejan de la manada para intentar morir en solitario. Es algo instintivo que le viene al perro de sus orígenes, el lobo.
También es posible que aunque no intente huir, busque algún lugar cómodo pero algo apartado en el hogar, donde poder dar sus últimos suspiros. Si esto ocurre, no le regañes, simplemente acompáñale y pasa con el sus últimos momentos, acariciándolo, y queriéndole.
¿Qué puedo hacer si mi perro se está muriendo?
En momentos como estos, lo mejor que puedes hacer es contactar inmediatamente con tu veterinario de confianza. Él podrá valorar la situación, en base a los síntomas del perro y a su historial clínico, y te aconsejará qué opciones hay.
Si ya sabes que no hay vuelta atrás, seguramente debas tomar una decisión complicada. En ocasiones, cuando el animal sufre mucho dolor, la eutanasia puede ser una opción a valorar para evitarle más sufrimiento.
En el caso de que decidas esperar hasta el final, lo fundamental será darle al perro todo tu cariño y que se sienta bien acompañado. Es un momento muy delicado para toda la familia, pero debes sentirte reconfortado de haber hecho todo lo posible para que tu amigo peludo esté atendido.
Otro momento difícil es cuando toca decidir qué hacer con su cuerpo. La mayoría de las veces se opta por la incineración, aunque hay otras alternativas. En cualquier caso, la clínica veterinaria o una funeraria canina podrán informarte de todos los pasos a seguir.
Como ocurre con cualquier ser querido, la marcha de nuestro amigo peludo nos dejará un profundo sentimiento de pérdida. Deberemos pasar todo el duelo hasta que, poco a poco, podamos aceptar su muerte y sentirnos algo mejor.