A mi perro le tiembla el hocico ¿Qué le pasa?

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El temblor en la boca de un perro es una manifestación común a un montón de condiciones de distinta gravedad. Temperatura demasiado baja, sueño profundo o varias enfermedades pueden desencadenarlo.

Los temblores en la boca que veremos de forma mayoritaria no revisten gravedad ,pero algunos son indicativos de intoxicaciones o enfermedades tan graves como el moquillo. Veamos en detalle cuando debemos o no preocuparnos.

¿Qué es un temblor y qué lo origina?

Entendemos por temblor una serie de movimientos involuntarios y repetitivos que indican agitación. Pueden producirse solo en determinadas partes del cuerpo o generalizarse a todo el organismo. A continuación nos centraremos en las causas que originan temblores en la boca del perro:

Hipotermia

La hipotermia hace referencia a un descenso de la temperatura. Un perro con frío puede llegar a temblar. Lo veremos, sobre todo, en ejemplares más vulnerables, como cachorros, enfermos, ancianos, razas pequeñas o perros sin pelo.

En numerosos casos se resuelve manteniéndolos en el interior del hogar en las horas de frío o sacándolos a la calle con ropa. Podemos encontrar abrigos, jerséis e impermeables para cualquier tamaño de perro.

Eso sí, un cachorro menor de quince días frío debe calentarse de inmediato. A esa edad son incapaces de regular su temperatura corporal. También, si el perro está aletargado y muy frío, tendremos que contactar con el veterinario. La hipotermia es causa de muerte.

Hipertermia

Justo lo contrario de la hipotermia es la hipertermia. Por lo tanto, en este caso el perro va a tener fiebre o excesivo calor. Una temperatura que se eleva por encima de los 43 ºC es muy peligrosa para la vida del perro.

Es imprescindible bajarla. Si el perro tiene fiebre, aunque no apreciemos ningún otro síntoma, se hace necesario acudir al veterinario. Sobre todo si estamos ante un ejemplar especialmente vulnerable por su edad o condición.

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Fase REM del sueño

Un temblor muy característico que suele afectar a todo el cuerpo, hocico incluida, es el que se produce cuando el perro duerme. Es una situación que suele alarmar a los cuidadores, pero lo cierto es que no supone ningún peligro. Al contrario, solo indica que el perro está completamente dormido.

En la denominada fase REM del sueño es habitual que se produzcan movimientos en los músculos corporales. Y más. El perro puede llegar incluso a emitir sonidos. Normalmente estos temblores duran unos minutos. No debemos despertar al perro.

Temblor por miedo

El temblor también puede asociarse a estados de elevado estrés. Por ejemplo, un perro que ha pasado por situaciones traumáticas puede desarrollar fobias. Así, si ha sido maltratado por un hombre, bastará con ver uno para comenzar a temblar.

Por suerte, es posible recuperar a estos perros. Pero vamos a necesitar paciencia y, en numerosas ocasiones, pautas marcadas por un veterinario especializado en comportamiento, un educador o un etólogo.

Temblores por nerviosismo

Más común en los perros de razas pequeñas, un animal en una situación desconocida o muy excitante para él puede reaccionar con temblores. Es habitual que nuestro primer impulso sea acariciar al perro.

Pero este gesto es contraproducente, ya que el perro lo recibe como una señal de aprobación, perpetuando el comportamiento. Un especialista puede darnos pautas para superar esta conducta.

Detección de olores y temblores

En ocasiones, cuando el perro percibe un olor que le resulta especialmente atrayente, podemos ver cómo hace un movimiento con la boca similar a la masticación, a la vez que un ruido tipo tap tap. También suele hipersalivar.

Estos movimientos de la lengua y de los labios ayudan a trasladar el olor al órgano vomeronasal o de Jacobson. Este es un órgano auxiliar del olfato que se localiza en la parte anterior del tabique nasal y se comunica con la boca.

La intoxicación también causa temblores

La intoxicación que producen algunas sustancias, como el plomo, desencadena diferentes síntomas entre los que se encuentra un movimiento tembloroso de la boca. Si sospechamos que el perro ha podido ingerir algo nocivo, hipersaliva, presenta convulsiones, tics, etc., debemos acudir de inmediato al veterinario, pues las intoxicaciones pueden ser fatales.

Moquillo

Esta enfermedad vírica se manifiesta con una variedad de síntomas. Entre ellos se incluyen los movimientos masticatorios, como parte de un cuadro de afectación neurológica. Otros signos de moquillo son la secreción nasal y la ocular, los vómitos, la diarrea, la fiebre o la anorexia.

Si pensamos que nuestro perro tiene moquillo, hay que trasladarlo al veterinario de inmediato. Más común en cachorros, llega a ser mortal en un número considerable de casos. Para evitarla se recomienda la vacunación desde las primeras semanas de vida.

Inestabilidad de la mandíbula

Este problema afecta a razas de tamaño pequeño como el Chihuahua o el Pequinés. Se debe a una falta de calcificación del cartílago que une el mentón y las dos mitades de la mandíbula inferior. Los dientes que se encuentran sobre ese cartílago inestable se aflojan. Se produce una infección que llega a destruir el cartílago.

Esto hace que ambas partes de la mandíbula se separen y se muevan de forma independiente. El veterinario, además de tratar la infección, va a tener que estabilizar la mandíbula con alambres o tornillos.

Trastornos convulsivos

Movimientos de masticación con la boca, se producen durante la llamada convulsión de gran mal. En esta, de, como mucho, dos minutos de duración, el perro colapsa. Las patas le quedan rígidas y extendidas, pierde el conocimiento y deja de respirar unos segundos.

Tras ello, comienza a mover las patas rítmicamente, como si estuviese corriendo. En este momento es cuando se producen los movimientos de la boca, que en algunos ejemplares se acompañan de hipersalivación y eliminación de orina y heces. Este tipo de convulsiones se ven en los perros enfermos de epilepsia.

En estos casos, si el perro se encuentra en un lugar donde puede dañarse, tendremos que moverlo a sitio seguro. Si no, no hay que tocarlo para nada. Anotaremos la duración de la convulsión y contactaremos con el veterinario. Las que se prolongan por más de cinco minutos son urgencias.

Bibliografía
Carlson y Giffin. 2002. Manual práctico de veterinaria canina. Madrid. Editorial el Drac.

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